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10. Malaca, make it happen

Noria junto al río de Malaca (Malasia)

Me habría encantado escribir esta última publicación del viaje mucho antes, pero la vuelta a la vida cotidiana ha sido de todo menos vuelta y cotidiana. Digamos que España me esperaba con los brazos abiertos pero no precisamente para darme un abrazo. Pero da igual, porque este no es un blog de dramas,  Nada Incluido es un blog de viajes. Y por muchos palos que nos dé la vida nadie nos va a quitar las ganas de ponernos la mochila, la sonrisa, y salir a conquistar el mundo. Y menos con experiencias como la que tuvimos en Malaca.

Esperando al autobús en la Kl Sentral Station (Kuala Lumpur, Malasia)

Malaca

(13-09-14) La última vez que hablábamos acabamos de pasar unos días por la muy sorprendente Singapur, desde donde cogimos un confortable autobús (3 horas) hasta Malaca. Malaca era desde el principio una parada obligatoria en nuestro itinerario porque parecía ser una ciudad costera muy agradable. Después de estar tres días ahí os podemos confesar que es una ciudad muy agradable pero de costera no tiene nada, ya que si había una playa no la hemos sabido encontrar. Vamos, ni nosotros ni los que viven ahí de toda la vida.

Recorriendo en barco el río de Malaca (Malasia)

Pero aún sin playa, poco tardamos en darnos cuenta de que acabábamos de llegar a uno de los lugares más turísticos en los que hemos estado en todo el viaje. Hasta 8 hostales visitamos hasta dar uno con camas libres. No era el mejor albergue en el que hubiéramos estado nunca, pero es que no había otro. Vale que llegamos a la ciudad en sábado pero si algo nos ha sorprendido de Asia es lo fácil que es encontrar alojamiento. Excepto en Malaca.

Nuestra habitación en un hostal en la calle Jalan Tukang (Malaca, Malasia)

Alojados, poco más hicimos que instalarnos y salir a recorrer la ciudad. Aunque no llegamos muy lejos, porque un enorme mercado en la concurrida Jonker Street captó nuestra atención. Lleno hasta los tejados. Desde luego Asia y los mercados tienen una relación muy especial.

Mercado nocturno en Jonker Street, un sábado de septiembre (Malaca, Malasia)

Por lo visto, un mercado que se instala en la ciudad todos los fines de semana (si el tiempo lo permite) donde nos hicimos conscientes de la pasión de los asiáticos por los karaokes (sorprende la frialdad con la que el público recibía a los valientes que se subían al escenario a cantar y bailar)… Karaoke en Jonker Street (Malaca, Malasia)

 … y donde descubrimos el trabajo más curioso del mundo: «El hombre papelera». Entre compras y sorpresas, el sueño no tardaría en llegar.

Un hombre con una papelera a la espaldas en Jonker Street (Malaca, Malasia)

(14-09-14) Todo lo mucho que nos apeteció, madrugamos. Para nosotros Malaca iban a ser unas vacaciones de nuestras vacaciones, así que tampoco nos dimos mucho mal para abandonar el hostal pronto. Cuando nos sentimos preparados, cámara en mano y a patear la ciudad.

Reflejados en un espejo en la calle Jonker Street (Malaca, Malasia)

Qué ver en Malaca

Primera conclusión: Malaca está exageradísimamente concurrida. Me explico, Malaca es una ciudad bonita, auténtica, con mucho encanto, pero creo que el nivel de turismo que tiene no se corresponde con la realidad. Eso sí, turismo 90% asiático. Segunda en conclusión: Malaca es bonito de ver en general, pero nada en particular. Buscando el internet el típico “Qué ver en…” dimos con una serie de highlights que no nos podíamos perder… pero que si te los pierdes no pasa nada. Malaca es como un partido de fútbol con muchísimas ocasiones en el que no se mete ningún gol. Pero vamos, para llegar a estas reflexiones primero hizo falta hacer el tradicional tour. Primera parada en el Cheng Hoon Teng, un templo chino con casi 400 años de historia.

Junto a la fachada del Templo Cheng Hoon (Malaca, Malasia)

Cheng Hoon Teng

Bonito como la mayoría de los templos chinos que hemos visto, aunque en este caso ya sólo por su “vejez” merece la pena destacarlo. Como ya os he dicho varias veces a lo largo de este viaje, en este lado del mundo casi todos los monumentos son de reciente construcción.

Niña rezando en el Templo Cheng Hoon (Malaca)

Del Cheng Hoon Teng fuimos a un templo budista situado a escasos metros, donde nos llamó la atención la afable estatua de buda de la entrada…

Estatua de Buda en Malaca (Malasia)

Istana Kesultanan – El palacio del Sultán

… y de ahí, viaje al pasado. La historia de Malaca, como la de casi todo enclave marítimo importante, es de pescadores, comerciantes y conquistadores. Por su posición en el mapa son muchos los que han querido hacerse de una u otra forma con esta ciudad. Así, en el año 1400, poco después de su fundación, Malaca fue el centro presidencial de un sultanato que gobernó buena parte de Malasia durante unos cuantos años. De esa época queda una réplica del palacio del Sultán: Istana Kesultanan.

Vista del Istana Kesultanan desde los jardines (Malaca, Malasia)

Un palacio bastante atractivo en su exterior y con un sencillo museo en su interior. Teniendo en cuenta que el precio de la entrada no llega el euro, merece la pena hacer una vista…

Sala presidencial en el interior del museo del Istana Kesultanan (Malaca, Malasia)

… al menos para dar un paseo por sus jardines.

Fuente en los jardines del Istana Kesultanan (Malaca, Malasia)

A Famosa

Pero el imperio del Sultán duró lo que tardaron los europeos en interesarse por él. En primer lugar los portugueses, quienes en el siglo XVI se hicieron con la ciudad. Años de muchas guerras que soportaron como pudieron echando mano de soldados y fortalezas. Como la de A Famosa, de la cual todavía se conservan algunos restos.

Tuk-tuk a las puertas de la fortaleza A Famosa (Malaca, Malasia)

Dutch Square

Finalmente serían los holandeses los que se harían con el terreno durante casi 150 años. De este período data la Dutch Square, una agradable plaza roja con una iglesia católica en su centro.

Dutch Square (Malaca, Malasia)

Lo que hoy queda de Malaca es el resultado de años y años de luchas de poder. Aparentemente, una de las ciudades con más historia de las que nos hemos topado en nuestro viaje. Pero estudiar historia es agotador, así que un 66,66% del grupo se retiró a descansar un rato. Por mi parte, decidí perderme un poquito por la Malaca más allá de su centro urbano. No llegué muy lejos…

Alrededores de Malaca (Malasia)

… pero fue suficiente como para encontrarme con una especie de convención de señores raros con pájaros extraños.

Reunión de pájaros en la periferia de Malaca (Malasia)

También descubrí la figura de Gan Boon Leong, a quien la ciudad venera como uno de los personajes más importantes en la historia de Malaca. Sorprende si tenemos en cuenta que su mayor logro fue ser míster universo, que está bien, pero digo yo que alguien de ahí habrá hecho algo más importante por el mundo. La cuestión es que este musculado hombre tiene varias estatuas  y su propio gimnasio.

Estatuas a las puertas del Gimnasio Gan Boon Leong (Malaca, Malasia)

Es curioso, pero la mejor forma de conocer un sitio es ir hasta donde no llegan las cámaras…

Barrio a las afueras de Malaca (Malasia)… y acercarte a lo que la ciudad es, al margen de lo que a muchos les gustaría que fuera.

Cartel No Parking: Park at your own risk (Malaca, Malasia)

Satisfecho con mis descubrimientos más allá de la ventana del turista…

Fachada azul en Jalan Tang Cheng Lock (Malaca, Malasia)

… volví a por el resto de la pandilla y celebramos nuestras dos horas separados con un batido en una cafetería agradable pero a precios cuasi europeos.

En la terraza del Calanthe Art Cafe (Malaca, Malasia)

El río de Malaca

Y la tarde fue cayendo y en ese momento descubrimos el rincón más bonito de Malaca. El río y su ribera.

Paseando por la ribera del río de Malaca (Malasia)

Sin darte cuenta, parece que has entrado en un galería de arte.

Paseando por la ribera del río de Malaca (Malasia)

Los vecinos han sabido trabajar el encanto de esta zona hasta convertir la ribera en un museo gigante. Un museo que termina junto a esta noria, a la que subimos aunque ya os adelanto que no merece la pena. Podéis ahorraros ese ticket.

Noria junto al río de Malaca (Malasia)

Cansados de tanto paseo, decidimos tirarnos al suelo en un lugar cualquiera de una calle cualquiera. En otro punto del mapa, Monika, una eslovaca instalada en Malaca desde hace un tiempo, cogía su bicicleta con el objetivo de repartir unos sándwiches de humus y pollo que habían sobrado de un evento. Y en esas circunstancias nos cruzamos, y por supuesto accedimos gustosamente a su oferta gastronómica. Cenados, no hicimos más que retomar nuestro paseo hasta el hostal.

Luces de colores en la noche de Malaca (Malasia)

Pero no iba a ser tan fácil, alguien tenía un plan mejor para nosotros. Arnau, catalán, músico, unos 30 años (calculo), inició una vuelta por Asia tras quedarse sin trabajo en España. En esas llegó a Malaca y desde hace un tiempo trabaja en un bar de esa ciudad tocando el clarinete. No le pagan mucho, pero lo suficiente para vivir en Malaca. Pues bien, Arnau, quién cerveceaba con unos amigos en la calle, nos animó a unirnos.

Haciendo trucos de magia a una Japonesa y a una malaya en Malaca (Malasia)

Y cuando quisimos darnos cuenta, estábamos rodeados de cerveza y de una «fauna» realmente divertida:  un argelino simpático en su última noche antes de ir a Nueva Zelanda a trabajar, un francés de mirada perversa, un Bob Marley indio que sólo decía “You happy, me happy”, una chica de Malasia, su primo, un malayo afincado en Japón que se gana la vida haciendo vídeos para Youtube, una japonesa de familia aficionada a los globos aerostáticos, una sudáfricana que tan pronto como vino se fue, la eslovaca de los sándwiches y, por supuesto, Arnau.

Amigos en Malaca

Tan pronto como nos dimos cuenta de que empezábamos a ser demasiada gente para estar de jolgorio en medio de la calle, el Bob Marley indio se ofreció a llevarnos a un restaurante del que era dueño. Allí bajaron las luces, subió la música y continuó la espontánea fiesta al amparo de una bola de discoteca. Y allí estuvimos bailando, al estilo de cada uno, en la cultura de cada uno, pero todos unidos por las ganas que teníamos de pasarlo bien. La celebración terminó con una sorprendente y deliciosa cena india preparada por nuestro anfitrión a las 5 de la mañana. Y pensando en lo divertida que puede ser la vida nos fuimos a dormir.

Fiesta internacional en un restaurante indio de Malaca (Malasia)

(15-09-14) Noches alegres, mañanas tristes… dicen. Pues nuestra mañana triste triste no fue, directamente no hubo mañana. Resulta que algo de lo que el día anterior habíamos comido (ya sea el sándwich callejero, la cerveza clandestina o la cena en el indio) nos sentó estupendamente mal y, por ser sutil, digamos que pasamos unas cuantas horas en el baño. Es fácil decirlo cuando estás en tu habitación y el servicio está al lado, pero en este caso estábamos en un tercer piso y el baño estaba abajo del todo. Fue duro, pero sobrevivimos. Cuando nuestro cuerpo eliminó lo que fuera que tenía que eliminar, salimos de nuevo a dar un paseo por la ciudad. Ya era tarde, y todo lo mucho que hicimos fue hacer en barco el mismo recorrido que habíamos hecho el día anterior andando.

Recorriendo en barco el río de Malaca (Malasia)

Ahora bien, así como en nuestro paso por Bangkok nos encantó la experiencia de recorrer la ciudad en barco, en Malaca recomiendo hacer la ruta andando: ves lo mismo, no hay tanto turista y encima es gratis. Lo bueno es que nos dejó cerca de un centro comercial donde cenamos. Si algún viaje hemos comido en antros ha sido en éste, y hasta este día no habíamos tenido ningún tipo de problema. Pero tal y como habíamos pasado la mañana, esa noche no quisimos jugárnosla mucho así optamos por un sitio de mantel y cubierto. Sandwich mixto y sopa caliente, nuestro maltrecho estómago no daba para más. Y de ahí fuimos a nuestra cita con Arnau y compañía. El plan de esta noche pasaba por ir al Honky Town, un bar del centro donde tocaba Arnau. Una velada muy agradable para dejar Malaca con un regusto aún mejor.

Música en directo en el bar Honky Town, en Malaca (Malasia)

(16-09-14, 17-09-14) De los dos últimos días de viaje poco hay que destacar. De Malaca volvimos a Kuala Lumpur, con un día de margen para hacer alguna compra y algo de logística. Allí nos alojamos cerca de China Town, en un sitio mejor que en el que estuvimos en nuestros primeros días de viaje. En general, todo nos resultó bastante más agradable que en nuestros primeros días por esta ciudad, lo que me hace pensar en una cosa: Kuala Lumpur no ha cambiado, hemos sido nosotros.

En el cartel I Love Kuala Lumpur del City Gallery de Kuala Lumpur (Malasia)

Allí cogimos el avión de vuelta, otra vez Turkish Airlines, y otra buena experiencia. Entre películas, sueños y escalas…

Sala de espera en el aeropuerto de Estambul (Turquía)

… llegamos a casa. 27 horas de viaje en total que dan mucho que pensar. 27 horas en las que recordar la frialdad con la que nos recibió Asia a nuestra llegada a Kuala Lumpur (Malasia), lo mucho que gustosamente nos mojamos los calcetines en Cameron Highlands y Penang (Malasia), el descubrimiento nuestros vicios y virtudes y los de Tailandia en Krabi y Phuket, la marca que Chiang Mai (Tailandia) nos dejó para toda la vida, lo mucho que nos sorprendió la cara amable de Bangkok (Tailandia), la infinita belleza sin etiquetas de Siem Reap y los templos de Angkor, la sonrisa sincera de los camboyanos en Phnom Phen (Camboya) y los barcos en el cielo que el dinero permite construir en la espectacular Singapur.

En una plantación de Té en las Cameron Highlands (Malasia)

En total, 5000 kms de viaje por tierra (más el avión Phnom Phen – Kuala Lumpur) en los que hemos recorrido cuatro países: Malasia, Talandia, Camboya y Singapur. Curiosamente, siguiendo una ruta muy parecida a la que nos planteamos cuando organizamos esta nueva locura.

La ruta de nuestro viaje lowcost por el sudeste astiático: Malasia, Talandia, Camboya y Singapur(Clicar sobre el mapa para ampliar la ruta)

En líneas generales, el sudeste asiático nos ha sorprendido para bien, sobre todo tras descubrir el nivel de desarrollo económico y cultural en el que se encuentra. A día de hoy son unas cuantas las cosas en las que este lugar del mundo está muy por delante con respecto a bastantes países de Europa: por ejemplo, la implantación del inglés (nos hemos podido entender con casi todo el mundo) y el respeto que tienen por el viajero.

Comiendo con nuestros amigos de Bangkok en un restaurante tailandés (Bangkok, Tailandia)

Asia nos ha ayudado a abrir la mente, a comer sin mirar el donde, a hacer todo lo posible por ayudar a quien te pide ayuda, a sonreír con el corazón aunque la vida se empeñe en lo contrario, a respetar y a tratar de entender otras religiones, a curarnos de prejuicios, a desarrollar nuestra moral y nuestra prometedora carrera como mochileros. Asia nos ha enseñado la belleza física más allá de las rubias de ojos azules o de las morenas de ojos oscuros. Asia nos ha abierto un mundo de posibilidades.

Niños entrando en Bayon, Angkor (Siem Reap, Camboya)

Evidentemente, no todo el monte es orégano y nos hemos encontrado con varios problemas a lo largo del viaje: por ejemplo, lo difícil que nos ha resultado encontrar alojamiento/guía en las ciudades vía Couchsurfing; lo complicado que ha sido ir más allá de la típicas rutas turísticas; lo mucho que hemos querido recorrer y el tiempo que nos ha hecho perder eso entre viajes; y lo imposible que nos resultó al principio manteneros en los 20 euros diarios de gasto. Pero a diferencia de otros años hemos sabido detectar los problemas, hablarlos y buscar una solución como grupo, sin perder los nervios, sin faltarnos al respeto. Hemos sido más equipo que nunca.

En el aeropuerto de Barajas esperando nuestro vuelo Madrid - EstambulAhora no me queda más que dar las gracias a todos los que de una forma u otra os habéis cruzado en nuestro camino y habéis hecho este viaje un poquito más especial. Por supuesto, daros las gracias también a vosotros tres, Víctor, Diego, Álvaro, por este viaje, por los anteriores, por los que vendrán y por tantísimos años que llevamos siendo amigos. Y daros las gracias también a las más de 4000 personas (que se dice pronto) que habéis estado acompañándonos a largo de este mes de aventura, que nos habéis apoyado con más de 150 comentarios o callados pero sabiendo que estáis ahí. Nada Incluido empieza a ser un proyecto muy serio, y así de serio nos lo vamos a tomar. Ya sabéis que el blog no muere hasta el próximo viaje, sino que en la medida de lo posible iré haciendo publicaciones a modo de guía sobre cualquiera de los 18 países por lo que ya hemos pasado. Asia ya no es algo desconocido, y el mundo empieza a no tener barreras para nosotros. No lo sé vosotros, pero yo ya estoy contando los días que quedan para que llegue la próxima aventura. Y creedme, va a ser pronto, mucho más pronto de lo que todos nos esperamos.

Más información de utilidad en nuestra guía de viajes de Malasia, Tailandia, Camboya y Singapur

Malaca, Malasia


Sergio Otegui Palacios

Trabajo en El Fabricante de Nubes, una productora audiovisual en Zaragoza. Recorro el mundo con una mochila a la espalda y una cámara en la mano y os lo cuento en Nada Incluido, mi blog de viajes. Vídeo, fotografía, publicidad, viajes, lo que surja. How can I help you?

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