2. Kuala Lumpur, maybe next time
El viaje ha empezado como suelen: con mucho “papeleo”, muchos imprevistos bastante confusión. Cuando pasas de estar de medio verano en Zaragoza, la ciudad que casi nunca ocurre nada, a Kuala Lumpur, la ciudad en la que Sean Connery y Catherine Zeta-Jones roban en su edificio más importante… el proceso de adaptación lleva su tiempo. Y más si a esto añadimos un buen monzón. ¿Sabéis lo que es el monzón? Imagino que sí, pero vamos, en resumen… que llueve mucho. Todo el rato. Y no poco, si llueve te mojas… El primer día aún nos respetó pero esto va camino de convertirse en costumbre. Pero bueno, será cuestión de mantener la moral alta y la cámara bien protegida. Nuestros cuerpos ya se secaran. Pero si algo estamos echando de menos… es el Couchsurfing. No hay nada como visitar una ciudad con sus lugareños. Por el momento, no hemos tenido suerte en nuestra búsqueda por Malasia aunque esto se arreglará pronto. Somos majos, alguien nos abrirá pronto su puerta y ahí empezará todo. Aclarado esto, vamos al lío.
(22-08-14) Nuestro largo día de viaje comenzó antes de lo deseado. Bueno, en realidad siempre pasa lo mismo porque te dejas todo para última hora y acabas llegando por los pelos. Viaje de bus a la T4 de Barajas, comer en el aeropuerto los bocatas de la abuela, buscar la pantalla con los horarios, descubrir que nuestro avión no aparece, investigar, concluir que no se coge en esa terminal, darse cuenta de que Barajas es enorme, coger un bus que nos lleve a la otra terminal, no hacer checkin porque las mochilas son un truco, pasar por el control de seguridad y que a Diego le quiten la mitad del neceser… y avión a Estambul.
Primera vez en Turkish Airlines, agradable sorpresa. Acostumbrados a la estrecheces, incomodidades, ausencia de detalles y trato regular de las compañías de bajo coste, fue para nosotros como volar en la primera clase del mejor avión del mundo. En realidad era un avión normal, con un buen trato de la tripulación pero… sobre todo, con una pantalla por asiento. Cuánto bien puede hacer un monitor bien puesto. No sé si habéis visto alguna vez los anuncios de Turkish Arlines. Son iguales, pero sin Messi ni Kobe Bryant en el sitio de al lado. Cada asiento tiene su pantalla propia en la que puedes elegir entre jugar, escuchar música, informarte, ver películas… Nosotros nos decantamos por un poco de cine.
Volando se nos pasó el trayecto hasta Estambul, donde hicimos una pequeña escala (nada que ver con la desastrosa escala en el aeropuerto de Miami en mi viaje a Perú) para ya coger el definitivo hasta la capital de Malasia. Un avión todavía más grande, con más pantallas y con muchos asientos libres, por lo que tocaba como a tres sitios por barba. Mejor para dormir, pensaréis…
…pero no en mi caso. El mundo no está pensado para que los altos duerman en vertical. Mejorable la comida, muy de avión y a horas muy raras. Destacable también que en esta segunda parte del trayecto aprovechamos para iniciarnos en el maravilloso lenguaje malayo. Un juego de aprender idiomas ayudó a la causa. Nunca se sabe que frases podrás acabar necesitando.
Kuala Lumpur
(23-08-14) Tras un largo día de viajes más el consiguiente cambio horario (6 horas de diferencia entre Malasia y España) aterrizamos sobre las 6 de la tarde en el aeropuerto de Kuala Lumpur. Bueno, lo llaman aeropuerto de Kuala Lumpur por llamarlo de alguna forma, porque está a 80 kms de la ciudad. Taxi mediante salimos de ahí, aunque el chofer nos mostró su disconformidad porque pesábamos mucho y la suspensión del coche sufría. Cuando llegamos era de noche.
De primeras nos llamó la atención que conducen por la derecha (aunque ya lo sabíamos, siempre sorprende), que no hay un excesivo tráfico (uno se imagina todas las ciudades de Asia a reventar), que tienen una muy buena red de carreteras y lo altos que son todos los edificios. En el centro de la ciudad nos liberó nuestro taxista, donde fuimos en busca de alguno de los albergues más recomendados. Todos llenos, como no. Nueva odisea: encontrar un hostal en una ciudad completamente desconocida. Aunque de inicio nos metimos en, probablemente, el más cutre de toda la urbe y, de segundas, estuvimos apuntito de quedarnos, finalmente el sentido común entró en escena y salimos de ahí mientras nos cogían los datos. Era lamentable. Visto que iba a ser una tarea ardua buscar alojamiento decente, plantamos campamento. Juntamos todo nuestro equipaje en una zona y dejamos a la mitad del grupo con ello y los otros dos fuimos a la captura.
Tres o cuatro hospedajes después, lo encontramos. No era el Ritz pero tenía cama aparentemente limpia y un baño aparentemente decente. Lo que no sabíamos es que a las 3 de la mañana los lugareños acostumbran a sentarse en la puerta del hostal, junto a nuestra ventana, a hablar. Bueno, ellos lo llaman hablar, yo le llamo gritar. Pero al margen de lo mal o mal que hayamos dormido allí, el sitio reunía los requisitos mínimos para elegirlo, así que nos asentamos y salimos a conocer la ciudad de noche. Poco o nada tiene que ver el Kuala Lumpur de noche con el de día, al menos en nuestra zona.
Bukit Bintang
Nuestro hostal estaba situado en el barrio Bukit Bintang, que viene a ser el centro de ocio de una ciudad, de por sí, muy ociosa. Por allí dimos una vuelta, y nos perdimos todo lo que pudimos. Digo todo lo que pudimos porque la verdad es que no es una ciudad que por la noche invite mucho a ello. Las calles principales tira que te van pero los callejones, que son la mayoría, parecen el típico rincón en el que va a salir Jackie Chan huyendo de los malos. Tópicos aparte, esa noche cenamos en Jalan Alor.
Jalan Alor es un calle plagada de restaurantes asiáticos de todo tipo. Nosotros hemos cenado las dos noches aquí y la verdad es que no se nos ha dado muy bien. La primera comimos muy poco y a un precio no demasiado bueno y la segunda no comimos mucho porque elegimos al azar y no dimos una. Bueno, por eso y porque tenemos un serio problema usando los palillos. Después de la cena, paseo por la capital y un objetivo que cumplir: encontrar un peluquero. A Diego se le olvidó cortarse el pelo antes de venir y cuando viajas por el mundo así es buena idea llevarlo cortito (higiene, frescura, comodidad, rapidez de secado…). Pero el problema tuvo rápida solución: Algeria Hair Saloon.
¿Suena bien, verdad? Claro que no, pero ahí residía precisamente su encanto. En eso y en que entre sus clientes habituales estaba Cristiano Ronaldo. Pero más allá del cutre aspecto de la entrada y de su cartel, el argelino que regentaba la cosa hizo muy bien su trabajo. Como para no, ya que lo cobró a precio España.
Con menos pelo, vuelta por la zona de marcha para ver los bares que no nos podemos permitir (todavía) y a dormir. Bueno, a intentarlo. ¿Os he hablado ya de la manía que tienen los lugareños de sentarse en junto a la ventana de ese hostal a gritar a las 3 de la mañana?
Qué ver en Kuala Lumpur
(25-08-14) El día empezó más tarde de lo previsto porque con el sueño que teníamos después de la noche en vela pasamos olímpicamente de la primera alarma que sonó. La segunda alarma fue la de nuestra conciencia y a esa ya no hay quien la pare. Como buenamente pudimos hicimos una ruta turística por una ciudad que está muy poco pensada para los turistas. Mucha carretera y pocas aceras… y las que hay están levantadas. Bueno, por lo general está todo en obras.
¿Mi impresión de Kuala Lumpur? En realidad, no quiero crear opiniones ni juicios sobre una ciudad en la que he pasado dos días de mi vida (aunque tendremos que volver para coger el avión de vuelta). Pero como imagino que os gustará saberlo pues… regular. La sensación que nos dio es que es una ciudad con muy poquita historia (unos 200 años), construida a golpe de talón. Además en Kuala Lumpur se percibe mucha mezcla de culturas, algo que de por sí no es malo, claro, pero creo que se han quedado en tierra de nadie. Es una ciudad asiática jugando a ser estadounidense con un 10% de europea. Insisto, primera impresión. Al margen de eso, dimos una vuelta y, mientras la lluvia lo permitió, algo nos dio tiempo a ver.
Jalan Petaling
Entre lo más atractivo, Jalan Petaling, un cruce de calles en el barrio chino repleto de puestos, gente, culturas y más gente.
Un paseo agradable y obligatorio si estás ahí aunque no vayas a comprar nada, como en nuestro caso.
Sri Mahamariamman
En torno a esa zona también nos encontramos el templo hindú Sri Mahamariamman (a que no repites este nombre sin equivocarte), un templo muy pequeño pero con una fachada espectacular al que no pudimos (o supimos) entrar.
Guan Di Templo
Justo enfrente la competencia, el Guan Di templo, un templo chino al que sí que accedimos…
…y pudimos disfrutar en su interior de un momento zen.
Al salir del barrio chino nos dirigimos al Central Market (mercado central), un mercado que combina algo de producto nacional tradicional con grandes marcas. Algo más auténtico en una urbe plagada de centros comerciales. Además todos ellos son enormes y tienen ofertas de ocio muy variopintas como éste, en el que puedes participar en un juego que consiste en tratar de acceder a ese banco en 60 segundos para ganar un premio.
Dataran Merdeka
Y cerca del Central Market te encuentras con la Dataran Merdeka, uno de las principales plazas de la ciudad en la que está ubicado el espectacular edificio Sultan Abdul Samad, un pequeño masaje arquitectónico en una ciudad plagada de rascacielos.
En esa misma plaza está el KL City Gallery, una galería en el que se encuentra la maqueta más grande de la ciudad. Recomendable visita porque la acompañan con un vídeo sobre el proyecto de futuro de Kuala Lumpur. Si se cumple desde luego puede quedar un lugar admirable pero por el momento está todo demasiado en obras.
Y entonces, empezó a llover, como todos los días pero con la diferencia de que esta vez no paró. Así que tuvimos que echar mano de un taxi (no sin esfuerzo para captar su atención bajo el monzón). A lo largo del día bajó la intensidad de la lluvia pero nunca terminó del todo, así que por la noche salimos a mojarnos un poco. Nos dirigimos entonces al Kuala Lumpur que habréis visto todos seguros: Las Torres Petronas.
Las torres Petronas
Estos edificios de tan solo 450 metros son las torres gemelas más altas del mundo. Son una muestra de lo que es Kuala Lumpur en general: poder para el que lo tiene.
Dentro de las torres se esconde un centro comercial plagado de tiendas exclusivas de primerísimas marcas. Llama la atención, entre otras cosas, que si en la planta baja pagas (50 céntimos de euros) tienes acceso a un baño “premiere”, mientras en las demás plantas puedes acceder a baños gratis.
Varias fotos después, nos perdimos otro rato más por la zona colindante (todos los edificios del lugar son bastante impresionantes) y de ahí a cenar y vuelta a casa.
(25-08-14) Hoy ya no os escribo desde Kuala Lumpur sino desde Tanah Rata, una ciudad normalita pero situada en enclave natural privilegiado: Cameron Highlands. Por ahora hemos visto poco porque la lluvia no nos ha respetado demasiado. Mañana tenemos prevista una excursión que confiamos salga a delante.
Pase lo que pase os contaré todo lo acontecido en esta ciudad en la próxima publicación. De Kuala Lumpur nos vamos con un regusto agridulce, aunque producto también de no haber podido compartir dicho recorrido con nadie de la zona. No tiene nada que ver descubrir una ciudad desde dentro, como uno más, que verla con los ojos de un turista más. Pero no, nosotros no somos turistas, somos viajeros, y una vez aclimatados prometemos empezar a introducirnos en las historias humanas que tanto nos gustan a todos. Historias como las vuestras, que nos encantaría leer en nuestros comentarios.
Más información de utilidad en nuestra guía de viajes de Malasia, Tailandia, Camboya y Singapur
Cameron Highlands, Kuala Lumpur, Malasia

Nuestro viaje a Malaca (Malasia) | Viajes Nada Incluido
[…] pensar. 27 horas en las que recordar la frialdad con la que nos recibió Asia a nuestra llegada a Kuala Lumpur (Malasia), lo mucho que gustosamente nos mojamos los calcetines en Cameron Highlands y Penang […]
Pablo
Increíble artículo y gracias por los consejos. Kuala Lumpur es uno de los destinos que tengo marcados para un futuro, espero que no muy lejano…Saludos!
Sergio Otegui Palacios
Me alegro que te guste, Pablo. Espero que el blog te ayude en tu viaje. ¡Un saludo!