(12-07-13) En el tren que nos llevaba de la estación de Sants al aeropuerto de Barcelona, un grupo de músicos callejeros subió a amenizarnos el trayecto. Terminada la función, llegó el momento propina en el sombrero pero con nuestro bajo presupuesto este tipo de actos debemos evitarlos. Eso sí, no se fueron con las manos vacías, ya que un apetitoso bocadillo de lomo con pimientos de mi abuela fue para ellos. Un manjar por el que en cualquier bar español te cobrarían 5 o 6 euros. Sin duda, ese fue el mejor momento de un viaje de ida un tanto pesado.
A la llegada a Gdansk, a media noche, nos esperaban Diego y Víctor, quienes habían ido un día antes a modo de avanzadilla. Tiempo más que suficiente para disfrutar de la hospitalidad polaca de Joanna.
Turismo, cervezas, y el clásico error de primero de mochila que es llevarla todo el día encima. Una vez juntos y tras dormir en nuestro hostal polaco favorito, salimos a recorrer Gdansk.
(13-07-13) Tal y como la dejamos, así estaba la ciudad un año después de nuestra última visita: con sus casitas de colores, su calle del ámbar, sus numerosos mendigos… Gracias a nuestra experiencia previa no nos resultó nada complicado movernos por la ciudad. En cada momento sabíamos adónde ir, cómo hacerlo, dónde comer, qué ver…
Por la tarde, más de lo mismo pero esta vez en Sopot. Sopot es una ciudad situada a veinte minutos de Gdansk, conocida por su playa, sus lujos, su fiesta y su postureo en general.
Una atractiva combinación de elementos que hace de este sitio un lugar estupendo para pasar el día… o la noche. Pero nosotros nos pasaríamos la noche en Sopot si no en Gdansk, más concretamente en la cama del hostal. Había llegado la hora de reponer las pocas fuerzas que ese día habíamos gastado.
(14-07-13) Hoy hemos amanecido pronto para prepararnos para nuestra siguiente etapa: Olzstyn. Dicen que Olzstyn es la única ciudad del mundo donde son las mujeres las que sacan a bailar al hombre. La verdad es que eso no lo hemos podido comprobar pero que de hospitalidad polaca andan sobrados… os lo aseguramos.
Os presentamos a Alicja y a Milosz, esta joven y simpática pareja que nos aloja en su casa y que ahora espera pacientemente mientras escribimos el blog. En la próxima actualización, ya desde Lituania, os hablaremos un poquito más de ellos. Si llegamos, porque lo que viene a partir de ahora se prevé movidito.