6. Érase una vez, Praga
(10-06-12) Dormir en un albergue es lo que tiene, que a veces te toca compartir habitación con un mendigo. Al margen de esta pequeña anécdota, Praga nos recibió con los brazos abiertos. Y con las lluvias abiertas. El día de nuestra llegada no paró de llover hasta la noche. Aún así, entre aguas ya se vislumbraba una ciudad de cuento…