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Estudiar árabe en Marruecos – Mi experiencia con Sprachcaffe

Aprender árabe en Marruecos. Sonaba loco, lo suficiente como para atraerme desde el principio. Y es que desde que nació Nada Incluido, mi vida es una perfecta combinación entre cotidianeidad y experiencias viajeras a lo desconocido. ¿Y se te ocurre alguna forma mejor de iniciarse en la cultura árabe? A mí no, y por eso me embarqué sin dudarlo.

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6. Fez – 9000 calles

Aprenderme los números en árabe no me costó nada. Wahid, ithnan, thalatha, arba, khomsan, sita, saba, tamanya, tiza y asher. A veces me cuestan las cosas básicas, pero tengo buena cabeza para razonar y memorizar ciertos elementos. Y los números en árabe me entraron solos. Me costaría mucho, pero podría llegar a contar hasta 9000. Sí, 9000, el mismo número que el total de calles que se cree que hay en la medina de Fez, la más grande del mundo. ¿Las contamos juntos?

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4. Agadir – Ciudad de vacaciones

Viajar y escribir sobre ello es una responsabilidad. Criticar un destino porque a ti no te gustó puede hacer que alguien lo saque de su lista, y al revés. Por eso voy a hablar de Agadir de la forma más neutral posible, porque, aunque yo no soy un apasionado de las ciudades de vacaciones, estoy seguro de que esto es lo que muchos buscan. Porque hay un turista para cada lugar, y hay lugar para cada turista. Y Agadir tiene su público.

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3. Chefchaouen – El príncipe azul de Marruecos

Hay ciudades de rascacielos, de puentes infinitos, de catedrales hasta el cielo. Hay poblaciones llenas de historia, de cultura, de ocio. Hay localidades de rutas de montaña, de playas paradisíacas, de fauna en libertad. Y hay ciudades azules. Es probable que nada de lo que sueles buscar cuando viajas esté en Chefchaouen, pero solo por sumergirte en sus azules habrá merecido la pena esta parada.

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1. Viaje a Marruecos – Salam Aleikum

Siempre pensé que los idiomas no eran lo mío. Pese que a solía ser un alumno destacado en el colegio, la asignatura de inglés se me atragantaba. Estudiaba como en ninguna, pero los resultados nunca me acompañaban. Luego terminé el colegio y empecé a viajar. Y tras casi seis años con la mochila a cuestas, puedo decir que tengo un nivel de inglés más que aceptable. Te aseguro que no he vuelto a coger un libro de inglés desde entonces. Simplemente he perdido el miedo a utilizarlo. Y por esta razón me voy a Marruecos. ¿A practicar inglés? No, me voy a iniciar con el árabe, pero vamos por partes.

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