Blagaj y el nacimiento del río Buna
Bosnia y Herzegovina es un país de ríos: estés donde estés, vayas donde vayas, es probable que haya alguno que merezca la pena contemplar. Y aunque los hay largos y extensos como el Sava, el Drina o el Neretva, hay otro de apenas nueve kilómetros de cauce que se está llevando todas las miradas. En este post hablamos del nacimiento del río Buna y de Blagaj.
La última vez que escribí sobre Bosnia lo hice sobre Medjugorje, una localidad que ha pasado a la historia por las supuestas apariciones de la Virgen María desde el año 1981. Este centro de peregrinación católica es uno de los lugares que hay para ver cerquita de Mostar, pero no el único. Y si no, acompáñame a descubrir Blagaj y el manantial del que brota el río Buna.
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Blagaj, un pueblo bañado por el río Buna
Antes de meterme en harina, quiero aclarar que Blagaj es, en realidad, el nombre de un pueblo bastante chiquito por el que pasa el Buna. Y pese a que este asentamiento está ahí desde la Edad Media y aún conserva algo de ese patrimonio histórico, es tal la belleza del río que lo atraviesa que casi todo el interés turístico se concentra en su nacimiento. Tanto es así que la mayoría de visitantes ni siquiera sabe que Blagaj es el pueblo y no el nacedero, cuyo nombre es realmente Vrelo Bune, la traducción de manantial del Buna a la lengua local. Pero como todo el mundo se refiere a este paraje como Blagaj, yo también utilizaré este nombre por una cuestión práctica y de búsquedas. Dicho esto, vamos al río… quiero decir, al lío.

Cómo ir a Blagaj
La localidad de Blagaj se encuentra a apenas doce kilómetros de la ciudad del Puente Viejo, por lo que no es demasiado complicado llegar. Desde la plaza de España de Mostar salen autobuses de la compañía Mostar Bus (líneas 10 y 12) con parada en este lugar. La frecuencia es cada hora y poco entre semana y se reduce durante los findes, por lo que no está de más que mires bien los horarios para asegurarte. El ticket te debería costar menos de dos euros. Si prefieres ir a tu aire, siempre puedes hacer el viaje en taxi o alquilar un coche como he hecho yo en algunas de mis visitas por el país.
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El nacedero del río Buna también es un destino habitual de tours, como este desde Sarajevo o este con salida desde Mostar. Ambos incluyen otras paradas interesantes por la interesantísima región de Herzegovina.
Dónde dormir en Blagaj
Aunque es posible encontrar alojamientos en Blagaj, mi consejo es que, dada su cercanía a Mostar, hagas noche en esa ciudad, ya que la oferta cultural, de ocio y de servicios es mucho más amplia. En mi post sobre Mostar encontrarás mucha información sobre qué ver y recomendaciones de hospedaje.

Qué ver en Blagaj
Ya he comentado que Blagaj es el nombre del pueblo por el que pasa el río, pero que el susodicho nacedero es su gran atractivo. Pero en un lado y en otro, hay bastante para hacer. ¡Prepara la cámara!

Vrelo Bune – El manantial del río Buna
Y es que este río brota de las entrañas de una montaña kárstica de más de doscientos metros de altura. Además de la fotogénica estampa que otorga dicha formación al paisaje, el Buna origina también unas pequeñas cascadas que lo hacen todavía más idílico. Pese a que apenas «dura» nueve kilómetros antes de desembocar en el omnipresente Neretva, es el hábitat de varias especies raras y endémicas, como alguna trucha de la que luego hablaremos, y de los siempre simpáticos patos.
Si te apetece visitar la montaña kárstica por dentro puedes hacerlo en barca, aunque es un trayecto muy corto por el que vas a pagar diez marcos convertibles (unos cinco euros). Otra opción para profundizar en el Vrelo Bune es darte un chapuzón, tal y como hice yo en mi primer viaje por Bosnia. Y, aunque aquellos días hacía un calor considerable, aún me duele el cuerpo de lo $%&@ fría que estaba el agua. Entre ocho y once grados todo el año, no apto para “pielesfinas”.
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Tekija, el monasterio derviche de Blagaj
Parece ser que no solo los turistas hemos sido cautivados por este rincón. Y es que, unos quinientos años antes, los otomanos quedaron tan impresionados durante su “gira” por Bosnia que decidieron montar un tekke (tekija en lengua local) junto a este manantial. Aunque tenga nombre de videojuego, un tekke es, en realidad, un monasterio derviche construido para albergar reuniones y retiros espirituales de este grupo religioso musulmán.

Su ubicación no es casual, sino que responde a la filosofía sufí de buscar la armonía entre la arquitectura y la naturaleza. El tekija de Blagaj es visitable, y aunque desde dentro hay varias estancias recorribles y ofrece una vista diferente del río Buna, me impresionó menos de lo que preveía y de lo que cuesta, otra decena de marcos convertibles (cinco euros).

Velagićevina, un complejo residencial otomano
Muy próximo al que acabamos de describir hay otra muestra de arquitectura otomana, aunque en este caso con funciones domésticas. Construido a finales de siglo XVIII, el complejo residencial de la familia Velagić es un ejemplo del buen gusto y del buen hacer de los turcos, sobre todo aquellos que tenían «perricas». Aunque yo nunca la he encontrado abierta y solo lo he podido ver desde fuera, he leído en varios foros que es una casa-museo y se puede acceder en temporada alta. Si lo consigues, ya me contarás qué tal está.
Los molinos de Vrelo Bune
El Buna tiene un caudal medio de unos 30 m³/s, aunque puede aumentar según la estación del año. Para aprovechar la fuerza con la que este río emana de las montañas, se construyeron varios molinos en su curso. Uno de ellos está en Velagićevina, el complejo residencial antes presentado, pero otros los verás fácilmente en tu camino hacia el nacimiento. Hoy ya no están en activo, pero siguen ahí y observarlos te permite asomarte un poco al pasado.
Comer junto al nacedero del río Buna
No soy yo muy amigo de comer en emplazamientos eminentemente turísticos, pero te animo a que te des el gustazo de hacerlo en el restaurante Vrelo, a orillas del río. Yo he estado ahí dos veces junto a los grupos de viajeros que he llevado y hemos salido todos encantados. La oferta es deliciosa, las vistas son inmejorables y el precio muy sensato. Y ya que estás, no dejes de probar la trucha, un pescado del que yo no soy el fan número uno, pero, te aseguro, la del Buna es sabrosísima. Entiendo que será porque necesita más grasa para sobrevivir a esa temperatura del agua.
La fortaleza de Blagaj, el origen de Herzegovina
Si te apetece quemar todo lo que te has metido al cuerpo, que no será poco, despídete de Blagaj visitando la fortaleza, ubicada a algo más de trescientos metros sobre el nivel del mar. La ruta desde el nacimiento son unos cinco kilómetros con algo de desnivel y, según Wikiloc, te podría llevar un par de horas entre subir, ver el castillo y bajar de nuevo. Si prefieres ahorrarte un buen trecho, puedes ir en coche hasta este parking que está a sus faldas. Aunque el castillo ha vivido tiempos mejores, fue la residencia de Stjepan Vukčić Kosača en el siglo XV, un poderoso noble bosnio que, entre otras cosas, es el responsable de la mitad del nombre del país. ¿Y cómo es eso? Pues es que el bueno de Stjepan se otorgó en esos tiempos el título de duque (herceg en serbocroata), denominación que acabaría dando nombre a Herzegovina, la región histórica en la que está Blagaj y que ocupa un veinte por ciento de Bosnia y Herzegovina. Por cierto, la entrada a su vieja residencia es gratuita.
Foto de Julian Nyča (Wikipedia)
En todo lo alto doy por terminado este post sobre Blagaj y el nacimiento del río Buna (Vrelo Bune). Como ves, en Bosnia solo hay que dejarse llevar por el agua y llegarás a algún lugar que merezca la pena. Garantizado. Si tienes cualquier sugerencia que hacerme, los comentarios del blog están a tu disposición.
Más información de utilidad en mi guía de Bosnia y Herzegovina
(Post publicado originalmente el 07/04/22 y actualizado el 22/12/25).









Los viajes de Héctor
Apuntado el casco antiguo de Blagaj y su castillo de lo alto de la colina, el nacimiento del río Buna (recuerdo bañarme en Agosto en un manantial de Albania con la misma sensación d¡que tú, insoportable lo fría que estaba el agua), y Tekija, el monasterio de Blagaj…a ver si este verano me animo.
Sergio Otegui Palacios
¡Más planazos para la lista! 🙂
Viajando A Mi Manera
Cuando estuve en Croacia me quedé con las ganas de visitar este destino, ya que por temas de tiempos no pude ir pese a estar tan cerca. Queda apuntadísimo este pueblo con tanto encanto, por supuesto, pero me da la sensación de que se puede ver en medio día o un día… ¿recomiendas algún otro lugar para ver y completar la visita? Gracias.
Sergio Otegui Palacios
Hola, chicos. Sí, Blagaj se ve en poco rato, pero cerca está Pocitelj, que es muy bonito, las cascadas de Kravice o, por supuesto, Mostar. La zona da mucho juego 🙂
Jordi
Es curioso porque en principio Bosnia no es un país nada turístico y tú lo vas poniendo poco a poco en el mapa de los lugares que hay que visitar. Hemos tenido la oportunidad de visitar algún tekke en otros países y la verdad es que nos han encantado. Voy tomando nota de la ruta que propones.
Sergio Otegui Palacios
Ya he acabado con los post de Bosnia. De momento… jaja. ¡Un saludo, Jordi!
ana
hola ¿sabrias decirme que tal esta para visitar con perros? Vamos con la camper y dos perros pequeños
Sergio Otegui Palacios
Es buena zona, disfrutarán seguro 🙂