3. Malibú nigth club
Atrapados en un motel de carretera os escribimos este post. Una mala jornada de autostop nos ha llevado a un punto sin salida en la frontera entre Polonia y Lituania. Mientras buscamos una salida (las hay, no cunda el pánico), os contaremos la historia desde el principio.
Estos son Alicja y Milwo, la entrañable pareja que nos ha alojado en Olsztyn. Con Alicja contactamos por Couchsurfing, y con Milwo por ser el novio que le acompaña. En su casa hemos tenido una de nuestras mejores experiencias Couchsurfing:
Habitación confortable, baños limpios, comida típica en cantidades industriales y, sobre todo, grandes personas. Tanto ella, como sus padres y su novio nos demostraron en poquito tiempo muchas de sus virtudes y ninguno de sus defectos. Con ellos descubrimos el encanto de Olsztyn, la capital de la región polaca conocida como la de los mil lagos.
También nos enseñaron el casco histórico, un casco viejo no demasiado viejo ya que fue arrasado en la Segunda Guerra Mundial. Desconozco como era antes pero la reconstrucción le ha sentado bien.
Visto todo lo que un mochilero puede ver en medio día, volvimos a casa, a cenar abundante y a dormir no demasiado. Necesario madrugón si queríamos llegar el día siguiente a Lituania.
(15-07-13) Una vez nos despedimos de nuestros perfectos anfitriones, hicieron falta un tren y un autobús para acercarnos a la frontera de Polonia con Lituania. Por el camino hicimos escala en un par de ciudades 100% obreras de Polonia pero con muy poquito encanto turístico.
Ya cerca de la frontera, y ante la imposibilidad de cambiar de país en algún medio de transporte normal, decidimos retomar nuestra vieja costumbre del autostop.
Pero… somos cuatro, ¿cómo vamos a encontrar a alguien que nos lleve a los cuatro? Desde el principio, tuvimos claro que iba a ser complicado, así que nos dividimos en pareja, al más puro estilo Pekin Express. En la teoría, Víctor y Diego serían los primeros en salir de ahí. En la práctica, tras una hora con el cartel levantado, sólo nos paró un coche.
Lo bueno es que en el coche de nuestro buen amigo Alguis cupimos los cuatro y que nos iba a dejar justo al lado de la frontera. Lo malo es que estando en medio de la nada puedes estar dos horas haciendo autostop y que no te pare nadie. Y así ocurrió, aunque echáramos mano de todas las combinaciones posibles, de toda nuestra belleza, de nuestros trucos y de nuestra sonrisa… nadie nos paró nunca. Estábamos atrapados en Szypliszki.
Habría que dormir ahí. Pero ¿dónde es ahí? Ahí es un lugar de paso, con una gasolinera y algunos moteles de carretera de dudosa moralidad. En este contexto, se nos iluminó el cartel del Malibú, donde nos ofrecían cama a un precio más que asequible. A su favor diré que el cutrísimo aspecto exterior del lugar nada tiene que ver con el interior, donde se esconden unas habitaciones feas pero bastante limpias y cuidadas. En medio de la nada esconde secretos detrás de sus carteles de neón.
El plan A falló. El plan B falló, El plan M no fue suficiente. Pero el abecedario tiene otras 24 letras. Tenemos todo el día de hoy para encontrar la letra que buscamos y llegar por fin a Lituania.
(Esta publicación no es la original sino una recuperación de la misma. Para leer los comentarios y ver la original entra en A Laponia con chancletas)
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