3. Turda y Timisoara, la casa rosa
Sabemos dónde despertamos pero no dónde dormiremos el día siguiente. Nuestros planes cambian cada día según la logística, las necesidades o, simplemente, las emociones lo indiquen. No estamos atados a nada, solo a nuestras ganas de descubrir el mundo. Así han sido nuestros días de viaje por Turda y Timisoara.
(04-07-16) La última vez que hablamos, acabábamos de pasar unos días en la elegante Cluj-Napoca, rodeados de buena gente y de un interesantísimo Festival de Jazz. Desde ahí pusimos rumbo a Turda, una ciudad a muy pocos kilómetros de Cluj a la que salen autobuses casi cada media hora desde la plaza Mihai Viteazul.
Turda
Sobre las 12 de la mañana estábamos en Turda, momento de buscar un buen lugar para alojarse.
Dónde dormir en Turda
- En nuestro caso optamos por hacer noche en Helga House, un agradable, céntrico y muy barato apartamento. Menos de 10 euros por persona y noche.
- Si buscas algo con un poco más de glamour, el Hotel Potaissa es una opción perfecta. 50€ cuesta la habitación para dos en este hotel valorado con más de un 9 en Booking.
Hospedados, salimos a buscar algo de comida con la típica ropa del que pasea en verano. Quedaros con ese detalle.
En un restaurante ubicado en su plaza central, la Piata Republicii, dimos con un buffet que cubrió parte de nuestras necesidades alimentarias y, tras comprar una tarjeta SIM local, recorrimos los 3 kilómetros que nos separaban de Salina Turda, la estrella del lugar.
Salina Turda
Por poneros en contexto, Salina Turda es una antigua mina de sal actualmente abierta al público. Como cualquier cueva que se precie, un rincón donde el sol ni entra ni sale por lo que la temperatura en su interior va de frío, a muy frío. Entre 10 y 12 grados, exactamente.
Vamos, la típica temperatura a la que a uno no le gustaría enfrentarse en pantalón corto y mangas de camisa. Efectivamente, ésa era nuestra ropa. Así que no sin malas caras y bastante pereza, desanduvimos el camino hasta nuestra casa para equiparnos un poco mejor. Ya lo sabes, aunque visites la salina en verano, lleva siempre algo de abrigo.
Anécdotas al margen, como os contaba la Salina Turda es una antigua mina de sal que ha sido acondicionada como centro de ocio. Desde el siglo XII hasta 1990, esta mina fue explotada para la extracción de sal pero a finales de siglo XX fue despertando el interés del turista.
En 2009 la mina fue completamente reformada y abierta al público previo pago de la consiguiente entrada. El ticket de acceso cuesta 20 RON (4,5 €), a no ser que tengas cara de estudiante como nosotros y te dejen entrar por la mitad. El origen de la mina se remonta a hace 14 millones de años y se extiende por unos 45 kilómetros cuadrados. La salina cuenta con dos accesos, el principal y uno a través de un largo túnel subterráneo.
Durante el recorrido puedes visitar distintas salas con información y herramientas de explotación minera…
… y un parque de atracciones. ¿Un parque de atracciones? Efectivamente, ubicado en medio de una enorme galería ha sido construida una noria, tiendas de suvenires, un minigolf…
… y un pequeño islote sobre un lago de agua salada en el que es posible dar un paseo en barca.
Un lugar interesante y de visita recomendable aunque, en mi opinión, demasiado “palomitero”. Un par de horas más tarde, abandonamos la mina y fuimos a desalarnos en la ducha de nuestro alojamiento. Tras un breve descanso, salimos a conocer la ciudad. Turda es una urbe pequeña, de unos 60 mil habitantes, ubicada en la región de Transilvania. Su origen se remonta a tiempos de los romanos. Al margen de la ya mencionada salina, Turda no ofrece mucho más que hacerte un par de fotos en la Piata Republicii, su plaza principal…
… y en alguno de los edificios que se apilan a ambos lados de la calle. Por encima de todos, destaca la omnipresente torre del reloj de la iglesia católica…
… y la iglesia ortodoxa, a cuyo interior no pudimos acceder por una cuestión de horarios. Seguramente Turda esconda más cosas, pero al menos nuestros ojos de turista no encontraron mucho más motivos para alargar nuestra estancia. Así que después de cenar una buena y ridículamente barata pizza, nos recogimos en nuestra humilde morada.
(05-07-16) A las 7 de la mañana sonó el despertador, todo lo mucho que nos apeteció madrugar para dar comienzo a una intensísima jornada de autostop.
Autostop en Rumanía
El objetivo era llegar a Timisoara, una ciudad a unos 300 kilómetros de donde nos encontrábamos, situada casi en la frontera con Hungría. Como manda la tradición, nos separamos en dos grupos ya que no es fácil hacer autostop siendo hombres y menos, siendo cuatro.
Víctor y Álvaro tuvieron la suerte de cara y en poco más de 20 minutos estaban ya montados en una furgoneta que les dejaría en Arad, muy cerca de nuestro destino final. Diego y yo tuvimos que sudar bastante más en nuestro camino ya que cogimos hasta tres vehículos diferentes…
… para llegar también a Arad, donde casualmente iba el último coche que cogimos. Además, tuvimos la desagradable experiencia de que uno de nuestros chóferes decidió cobrarnos por el trayecto, y no poco. Por lo visto, en Rumanía es habitual pagar por hacer dedo. Así que si quieres hacer autostop en Rumanía, no olvides dejar claro a tu chófer que no vas a pagarle. Muchas horas después nos reencontramos con nuestros amigos en Arad, con quienes encaramos la última parte de la ruta sobre raíles. Por muy poco dinero, cogimos un tren a Timisoara. Cómo ves, el autostop puede ser una opción divertida pero, para distancias largas, mejor el autobús o alquilarse un coche.
Ver coches de alquiler en Rumanía
Timisoara
Pero nuestra odisea aún no había terminado: todavía teníamos que llegar a nuestro alojamiento de esa noche, que esta vez sería vía Couchsurfing. Conseguir cama gratis para cuatro personas siempre es una buena opción, aunque en este caso fuera en la otra punta de la ciudad. Para más inri nuestro alojador, Mihai, trabajaba en una base militar y estaba de servicio, por lo que fuimos a buscarle a la puerta para que nos dijera cuál era su casa y dónde estaban las llaves.
¿Sabéis esas situaciones en las que alguien te explica algo detalladamente y cuando termina te das cuenta de que no te has enterado de nada? Pues exactamente eso nos pasó (a los cuatro) y por esta razón nuestra búsqueda de la “casa rosa” de Mihai se saldó con nosotros entrando en todas las casas de color rosa del barrio. Al final, 2 o 3 fracasos después, llegamos a nuestro nuevo hogar.
Sí, ahí es donde esa noche “dormimos” los cuatro. Uno en el sofá y tres en la cama “grande”. Aún así estábamos tan cansados del día que poco nos costó conciliar el sueño.
Alojamiento en Timisoara
(06-07-16) Relativamente temprano amanecimos con intención de mudarnos. Aunque era alojamiento gratuito, estaba lejos del centro y era un poco justo para cuatro personas. Así que nos lanzamos a la búsqueda de nuevas opciones de hospedaje:
- En nuestro caso nos decantamos por un agradable piso de AirBnb. Si todavía no tienes cuenta en la plataforma, aquí te dejamos una invitación con 35€ de regalo para tu primera reserva.
- La opción más económica es el Timisoara Central Hostel. Por 12 euros la noche podrás dormir en la habitación compartida de este hostal valorado con 9,5 en Booking.
- Por 40 euros la doble podrás dormir en el Hotel Central, situado en pleno centro de la ciudad y calificado con más de 9 en Booking.
- Si buscas un hotel de categoría, el Hotel Timisoara es una de las mejores opciones. 80€ cuesta la habitación doble en este hotel de cuatro estrellas superior.
Una vez instalados, salimos a recorrer Timisoara.
Qué ver en Timisoara
Con todo lo que nos había costado llegar hasta aquí, verdaderamente guardábamos esperanzas de que la odisea hubiera merecido la pena. Y lo hizo.
Por daros un par de datos de interés, el nombre de Timisoara tiene su origen en el río Timis que por entonces lo atravesaba. Los primeros vestigios de la existencia de esta ciudad se remontan al año 1000 y vienen de la mano del, por entonces, reino de Hungría. También ha pasado por manos de turcos y austriacos.
Timisoara cuenta con una población de algo más de 300 mil habitantes y, debido a su ubicación fronteriza, en ella conviven comunidades de distintas procedencias. Curiosamente en nuestra estancia en Timisoara tuvimos el placer de cruzamos con una especie de cabalgata multicultural…
… en la que cantantes, bailarines y músicos…
… de diferentes países recorrían la Piata Victoriei representando algunas de sus danzas tradicionales.
Piata Victoriei
Por alusiones, la Piata Victoriei o Plaza de la Victoria es uno de los mayores atractivos de Timisoara. Esta plaza conecta el Teatro Maghiar con la Catedral Metropolitana Ortodoxa.
A ambos lados de la plaza, una hilera de edificios barrocos dibujan un colorido camino arquitectónico hasta la mencionada iglesia. En medio de la plaza un pequeño jardín de flores, bancos y fuentes hace las veces de alfombra.
En el centro de este parque se levanta la estatua de la “Loba Capitolina”, en homenaje a la leyenda de Rómulo y Remo, los hermanos que fundaron Roma y que supuestamente fueron amantados por una loba. Una estatua presente en muchas ciudades del mundo.
Catedral Ortodoxa de Timisoara
La Catedral Metropolitana Ortodoxa es el templo religioso más grande de la ciudad y fue construida en los años 40. Una iglesia tan espectacular por fuera…
… con sus 83 metros de altura y 11 campanarios…
… como por dentro.
Piata Unirii
El otro gran emblema de Timisoara es la Piata Unirii o Plaza de la Unión (la de la foto que encabeza la publicación) llamada así porque en ella se encuentran dos templos religiosos de diferentes creencias: Biserica Sârbească (ortodoxa)…
… y la Domul Romano Catolic Sfântul Gheorghe (católica).
En mis cuatro años como viajero lowcost he visto plazas con encanto, pero os puedo asegurar que ésta ha entrado de lleno a la parte alta de mi ranking.
La preciosa combinación de arquitectura barroca, religiosa y jardines la hacen irresistible. Sólo por visitar la plaza, merece la pena hacer un alto en Timisoara.
Timisoara es también una ciudad de muchos espacios verdes. El canal Bega atraviesa el centro y en sus orillas se han levantado varios jardines. Si vais con tiempo, no desaprovechéis la oportunidad de dar un paseo sin rumbo por la ribera y dejarte caer en alguno de sus parques.
Parcul Copiilor
De entre todos esos jardines, nos llamó especialmente la atención el Parcul Copiilor (Parque de los niños) que, como su propio nombre indica…
…es un parque pensado para los más pequeños. Castillos, toboganes gigantes, camas elásticas, hamacas… un lugar para niños o para que los adultos jueguen a ser pequeños.
Parcul Rozelor
Árbol con árbol, junto al Parcul Copiilor está en Parcul Rozelor, o Parque de las Rosas…
… que, por lo visto, concentra muchos de los eventos culturales de la ciudad.
De hecho, durante nuestra estancia pudimos ¿disfrutar? de un festival de música y danzas tradicionales rumanas.
Esta intensa ruta turística Timisoara no fue en solitario, sino compartida y dirigida por dos couchsurfers.
En el centro de la foto, el chico de la bici, Mihai, fue el militar-enfermero-abogado que nos alojó la primera noche. La chica es Guilia, una simpática couchsurfer que se apuntó al recorrido. Con ellos disfrutamos de una tarde estupenda, con cena típica incluida. A la cama.
(07-07-16) Aunque nuestro día anterior nos cundió bastante, todavía teníamos alguna visita en el tintero. Principalmente, por recomendación de nuestros anfitriones, decidimos pasar la mañana en el Museo Etnográfico de Timiosara.
Museo Satului Bănățean
El Museo Satului de Timiosara es un museo etnográfico sobre el estilo arquitectónico de los pueblos de Rumanía.
A diferencia de otros museos, éste es al aire libre, en medio de un bosque, lo que le da bastantes puntos.
Durante el recorrido es posible acceder al interior de las cabañas, donde están expuestos el mobiliario y las herramientas propias de dicho período. Aunque el museo etnográfico no fue lo que más me gustó de la ciudad, estoy seguro de que si lo incluis en vuestra ruta lo disfrutaréis, aunque sea por pasear un poco por la naturaleza.
Y aquí termina nuestra etapa por Turda y Timisoara. Una semana de viaje después, Rumanía sigue vestida de gala, demostrándonos ser un país lleno de buenas intenciones, de cultura, de belleza y de energía. En este momento, seguramente alguien en algún lugar del mundo le estará diciendo a otro alguien que en Rumanía no hay nada que ver y que además está lleno de gitanos. Yo, desde Rumanía, simplemente os digo que vengáis y lo descubráis personalmente. No os arrepentiréis. Se abren los comentarios.
Más información de Rumanía en nuestra guía de viajes online sobre Los Balcanes
Maricarmen Felipe
Cada vez narras mejor las diferentes etapas del viaje, es muy agradable leerlo. Pues si que hay cosas bonitas en Rumanía, me ha gustado mucho todo el repaso que has dado por la zona pero sobretodo Timisora. Que continúes pasándolo muy bien. Besos para todos
Sergio Otegui Palacios
Gracias! 🙂 Ya son muchos años con esto y algo voy aprendiendo. Sólo buscó transmitir lo que vivimos y que os llegue de la manera más natural posible. Un beso de todos!
Marta
Se ve que habéis comenzado muy bien el viaje. Esperamos impacientes la siguiente etapa! un beso!
Sergio Otegui Palacios
🙂 Mil gracias!! Te mando un beso enorme desde aquí. A ver si nos vemos pronto 🙂 ¡Un beso!
Lara
que chulo Sergio!! la mina es impresionante, aunque sea «un poco» , comercial, jeje. Y el museo etnográfico me recuerda a uno que vimos en Suiza, eso de meterse dentro de las casas es muy curioso!! a ver para cuando se toma ejemplo, ejem…
muxos besos, seguid en ruta pasándolo tan bien!!
Sergio Otegui Palacios
Hola, Lara! 🙂 Sí, la mina es espectacular, pero la manera en que lo han orientado le quita un poco de encanto… aunque es bonita 🙂 Y el museo curioso desde luego, una buena forma de aprender sobre su cultura. Este país está lleno de museos de ese tipo. ¡Un abrazo! 🙂
Alex
Vaya tio, que la Guilia es guapisima. Así son mayoria de las mujeres por alla? Valdría la pena ir.
Sergio Otegui Palacios
Hola, Álex! El nivel es alto por aquí, pero también llaman la atención porque son muy diferentes a lo que estamos acostumbrados. De todas formas, sea por eso o por cualquier otra cosa… merece la pena venir 🙂 ¡Un saludo!
juanmean
Salina Turda!! Me encontré con ella por internet hace tiempo y no había conseguido volver a localizarla (y menos saber donde estaba). Me encantaría ir, tiene una aire especial (literalmente, supongo).
Sergio Otegui Palacios
Hola, Juan! 🙂 Qué alegría tenerte por aquí. Un lugar muy especial, sin duda, quizá explotado de una forma un poco extraña… Pronto descubriremos cosas juntos, no? ¡Un abrazo!
Estefania
Hola, me gustaria ir a viajar por Rumania pero yo soy muy previsora y me gusta llevar los billetes de tren comprados de casa. Como se hace eso??? que no paro de buscar en todas las paginas y no puedo. Me das un consejillo????
Sergio Otegui Palacios
Hola, Estefanía! El tren es una de las peores opciones de transporte por Rumanía. Personalmente te recomiendo que mires buses o Bla Bla Car. También te digo que por la web es difícil encontrarlos, nosotros solíamos cogerlos en la propia estación. Un saludo!
jorge
Timisoara Timisoara, ciudad de buena gente, ciudad preciosa donde las haya, belleza en su pura esencia.
y de lo que te cuentan aquí de los rumanos….. na de na.
son gente mas que estupenda, yo estuve en Timisoara en noviembre y diciembre de 2008 alojado en el hotel Pacific y me trataron como jamas me trataron en ningún hotel del mundo (tres continentes y 9 países).
lo dicho, para poder juzgar lo mejor siempre fue viajar para tener conocimiento de causa
Jorge de Vigo España
Sergio Otegui Palacios
Sin duda, Jorge. Suscribo tus palabras, gran lugar y muy buen agente. ¡Un abrazo!