7. Suceava, Iasi y Piatra Neamt – ¿El fin?
Hemos viajado en trenes que olían a pis. Hemos visitado ciudades que no recomendaríamos a ningún turista. Hemos pedido platos al azar cuyo nombre no sabíamos pronunciar. Hemos pasado noches en moteles de carretera en medio de la nada. Hemos pedido ayuda a personas que no entendían ni una sola palabra de nuestro idioma. Hemos perdido días enteros haciendo autostop. Hemos estado en lugares donde no había nada para ver. Pero, ¿sabéis qué? Que nos encanta. Así han sido nuestros días de viaje por Suceava, Iasi y Piatra Neamt.
(16-07-16) La última vez que hablamos, hace ya bastante tiempo, acabábamos de pasar unos días aprendiendo muchísimo sobre la historia y la cultura rumana en nuestro paseo por el Castillo de Pelés, Tesila y Bucarest. La última etapa de nuestro viaje por Rumanía empezó con la ya tradicional devolución del coche de alquiler y consiguiente despedida anticipada de Álvaro. Por cuestiones laborales, a él le tocaba volver a España un poco antes dejándonos a todos huérfanos de padre.
Los que nos quedábamos decidimos que dedicaríamos nuestra última semana a recorrer el norte del país. Pero no nos organizamos del todo bien. Una parte esencial de la filosofía de Nada Incluido es viajar con muy poco plan prestablecido. Sabemos cuándo y dónde empezamos, y dónde y cuándo volvemos. El resto, más o menos, lo improvisamos. Pero a veces esa falta de información puede llevarte a complejos problemas logísticos. En esta ocasión, elegimos el norte del país porque habíamos leído que era una zona con mucho encanto turístico por los numerosos monasterios que hay allí.
Lo que no habíamos leído es que esos monasterios están cada uno en una punta de la región y es muy difícil acceder a ellos sin ayuda de un coche. Por supuesto, con nuestro presupuesto no nos podíamos permitir más días sobre ruedas así que tendríamos que recorrer aquella zona a nuestra manera. Ya no había vuelta atrás. Pero si vosotros tenéis planeado visitar esta zona, os recomiendo fervientemente que alquiléis un coche.
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Suceava
La primera parada de nuestra ruta norteña fue Suceava, un punto ideal para iniciar, en coche, la ruta de los monasterios pintados. Como nosotros no teníamos ningún método de transporte tuvimos que conformarnos con ver una ciudad que, en sí, tiene poco para ver. Pero aquí te dejo unas buenas opciones de hospedaje:
- La opción más económica es el Irene’s Hostel. Por 12 euros puedes encontrar cama en este céntrico hostal.
- Por 33€ la pareja puedes dormir en todo un tres estrellas, el Hotel Continental. Más de un 8 en Booking.
- Si buscas algo más lujoso, 70 euros cuesta la habitación doble en el Hotel Sonnenhof, un cuatro estrellas superior.
En nuestro caso, la búsqueda no salió como esperábamos. En nuestra improvisación diaria nos encontramos con una entrañable semi-ancianita que nos ofreció llevarnos a un albergue que, según ella (o lo que pudimos entender de su rumano), estaba relativamente cerca. Pero no, tras más de 20 minutos en coche, nuestro alojamiento se encontraba exactamente en medio de la nada, a la izquierda, y si queríamos salir a la civilización teníamos que pedirle a la mujer que nos acercara. Con semejante atrape poco más hicimos esa noche que cenar algo, dedicarnos al blog, y dormir profundamente. Y ya, si eso, veríamos Suceava la mañana siguiente.
Qué ver en Suceava
(17-07-16) Como ya os he venido adelantado, Suceava tiene muy poquito para ver. Su interés turístico se debe a que es la ciudad más importante de la región de Bucovina, donde se encuentran los monasterios pintados. Pero más allá de eso, solo echándole ilusión podrás encontrar algo.
Sin intención de aburriros mucho, contaros que durante el siglo XIV, Suceava fue una ciudad con mucho peso político, siendo la capital del principado de Moldavia y el lugar de residencia de dichos reyes.
En esta época de máximo esplendor se levantó la ciudadela de Scaun (Cetatea de Scaun)…
… que se mantuvo en activo durante más de 200 años…
… y, entre otros hitos, llegó a resistir los intentos de conquista del imperio Otomano.
Hoy, casi 800 años después de su construcción, la fortaleza todavía se mantiene de una pieza y se puede visitar previo pago de un ticket de algo más de 2€.
Junto a la ciudadela, se extiende un amplio bosque que es posible recorrer a través de sus senderos…
… y ya. La Suceava turística termina ahí.
Nuestro paseo no duró mucho más, tan solo lo justo y necesario mientras esperábamos a la cita con nuestros inquilinos de esa noche. Esta vez dormiríamos (y cenaríamos) gratis gracias a la hospitalidad de Roxana y su marido, con quienes contactamos a través de Couchsurfing. Una bonita noche de cena casera, juegos de mesa y colchón mullido.
(18-07-16) En vista de que Suceava no iba a dar mucho más de sí, al punto de la mañana decidimos emprender el vuelo y buscar nuevos desafíos. Nuestra siguiente parada sería Iasi, ciudad adónde fuimos por recomendación de Roxana y a la cual decidió acompañarnos. Esta vez nuestro medio de transporte fue el tren en un trayecto que no olvidaré. Nunca olvidaré ese exagerado olor a pis que impregnaba todos los vagones. Fue como viajar en el callejón trasero de una discoteca de moda.
Iasi
Tres hediondas horas después nos plantamos en la ciudad de Iasi donde, tras la tradicional odisea de búsqueda de alojamiento, salimos de paseo. Aquí algunas recomendaciones para pasar la noche:
- Nosotros nos quedamos en el Hostal Andrei, un confortable albergue situado junto a la zona universitaria. Unos 12 euros pagamos por cada cama en una habitación compartida.
- Una buena opción en Iasi es echar mano de AirBnb. Allí encontrarás unas gran variedad de apartamentos a muy buenos precios. Si te quieres registrar, aquí van 35 € de regalo para tu primera reserva.
- Si buscas un hotel de cierto nivel, echa un ojo al Hotel Unirea. 70 euros cuesta la habitación doble en este cuatro estrellas con spa. Más de 1000 críticas positivas le avalan.
Por su ubicación, seguramente Iasi no sea una de las ciudades más visitadas del país pero tiene magia suficiente como para al menos dedicarle un día.
Qué ver en Iasi
Con casi 300 mil habitantes, Iasi es una de las ciudades más pobladas de Rumanía y durante 400 años fue la capital del ya mencionado principado de Moldavia. Desde su origen, una urbe con mucha importancia en el país hasta el punto de que durante la I Guerra Mundial llegó a ser la capital de Rumanía. Tanta historia no pasa desapercibida en sus calles.
El Palacio de la Cultura
De entre todo lo que Iasi esconde, el Palacio de la Cultura brilla con luz propia. Este edificio fue levantado a principios del siglo pasado aunque se construyó sobre las ruinas de dos palacios muy antiguos.
En sus 36.000 metros cuadrados de extensión hay cabida para casi 300 habitaciones, varias de ellas habilitadas como museos.
Por razones de bolsillo, decidimos prescindir de visitar alguno de esos museos aunque dudo mucho que dentro haya algo tan impresionante como la Torre del Reloj…
… o los espectaculares jardines de palacio que la rodean.
Muy cerquita del Palacio de la Cultura está la Iglesia de San Nicolás…
… un pequeño templo pintado con gusto por dentro y por fuera…
… y la casa Dosoftei, un museo sobre los orígenes de la cultura y de la lengua rumana.
Bulevardul Stefan cel Mare
El resto de lugares de interés se concentran en torno al Bulevardul Stefan cel Mare si Sfánt (Bulevar de Stefan el Grande), una de las calles principales de Iasi.
Allí, además de tiendas, restaurantes y otros locales de ocio, se encuentran varios edificios de visita recomendada. Al principio de la calle se levanta el Manastirea Sfintii Trei lerarhi (Iglesia de los Tres Jerarcas)…
… que con 400 años en su haber, es bastante más bonita por fuera que por dentro.
En el centro del bulevar, pero en extremos opuestos, se enfrentan los dos edificios más importantes de este paseo. A un lado se sitúa la Catedral Metropolitana Ortodoxa…
… construido a finales del siglo XIX y convirtiéndose desde entonces en el templo ortodoxo de referencia en la ciudad. Bonito, aunque bastante deslucido por la gran cantidad de andamios que lo rodeaban durante nuestra estancia.
En la otra punta de este mismo cruce está el Teatro Nacional Vasile Alecsandri…
… rodeado por unos trabajados jardines que todavía realzan más su estampa.
Fuera del puro centro de la ciudad, los edificios históricos van dejando paso a bloques de hormigón al estilo soviético, a algunos monumentos aislados…
… y a una extensa zona universitaria. En Iasi se encuentran algunas de las universidades más importantes de Rumanía y hay un amplio barrio hecho por y para estudiantes.
Parcul Copou
En este barrio, además de muchos locales de comida a muy buen precio, se encuentra el Parque Copou…
… un cuidado jardín decorado con numerosas estatuas de personalidades rumanas.
El lugar ideal para desconectar de los estudios.
Monasterio Cetatuia
Nuestra última excursión en Iasi nos llevó hasta las afueras, donde se encuentra uno de los lugares más impresionantes de los que pudimos visitar en esta localidad. A unos 20 minutos del centro, en lo alto de la una colina, se esconde el Manastirea Cetautia (Monasterio Ciudadela)…
… un precioso monasterio ubicado en el interior de un recinto amurallado.
Un lugar de paz infinita que…
… pese a haber sido inaugurado a finales del año 1600, todavía hoy se encuentra en perfecto estado de revista.
Además de pasear junto a sus murallas y jardines, también es posible adentrarse en el templo. Aunque ya os adelanto que no tiene mucho para ver.
Debido a su recóndita localización, solo es posible acceder a la ciudadela en taxi, coche o dándose una buena caminata. Sea como sea, merece la pena visitar el Manastirea Cetautia al igual que dedicar a Iasi uno o dos días de viaje. Para aquellos que queráis conocer Rumanía en profundidad y tengáis tiempo para hacerlo, apuntárosla en la lista.
Poco a poco nuestro viaje rumano iba llegando a su fin y parecía un buen momento para ir retornando hacia Cluj-Napoca, el lugar de despegue de nuestro avión. Pero como aún quedaban tres días para que esto ocurriera, había tiempo para una parada más.
Piatra Neamt
De entre todas las opciones que Rumanía nos ofrecía elegimos Piatra Neamt, donde a priori, había algo para ver. Pero no, tan pronto llegamos nos dimos cuenta de que, al igual que Suceava, lo bonito no era la ciudad en sí, sino los alrededores y seguíamos sin disponer de vehículo. Pero como ya estábamos ahí no quedaba más remedio que tratar de sacarle todo el jugo posible a esa media naranja. Y lo hicimos.
Como os decía, uno de los principales atractivos de Piatra Neamt son los alrededores. Por suerte, en el centro de esta pequeña ciudad es posible coger la telegóndola, un teleférico…
…que te sube a un monte desde donde hay unas vistas increíbles.
Me atrevo a decir que, allí arriba, encontramos una de las estampas más espectaculares del viaje. Más aún, con la delicada luz de atardecer que nos acompañó.
Atardecidos pusimos rumbo de vuelta a la ciudad, donde aprovechamos para visitar la Plaza Libertatii.
Una diminuta pero encantadora plaza que concentra algunos de los edificios más importantes de Piatra Neamt.
Terminado este breve paseo, aún tuvimos tiempo de darnos una exquisita cena pero a un precio más que razonable. Si algo nos ha gustado de Rumanía es que es un país donde es difícil gastar dinero… aunque te lo propongas. Buenas noches.
(19-07-16) Con los primeros rayos de sol decidimos abandonar Piatra Neamt en dirección a Cluj-Napoca. Como todavía teníamos algo de tiempo y nuestro presupuesto ya andaba ligeramente maltrecho, decidimos volver a recurrir al noble arte del autostop.
Pero fue un desastre. Por más que echáramos mano de todos nuestros recursos de viajero y por más que en Rumanía haya mucha tradición autostopera, nos costó mucho tiempo encontrar voluntarios y los que se ofrecieron nos dejaron muy lejos de nuestro destino final. Varias horas después, cuando el cansancio más apretaba y la lluvia empezaba a mojar demasiado…
… nos rendimos. Un motel de carretera en el pueblo de Gheorgheni sería nuestro refugio. Mañana sería otro día, ¿no?
(20-07-16) Salir de Gheorgheni no fue tarea fácil. Tras una noche entera de búsqueda exhaustiva de opciones de transporte, nunca llegamos a averiguar si existía algún autobús que nos sacara de ahí. Echando mano de nuestro (des)conocimientos de rumano y de lo que creíamos habido entender, nos dirigimos a un punto a las afueras del pueblo donde, en teoría, salía un autobús hacia Cluj. En la práctica, no existía autobús alguno. En su defecto nos encontramos a una señora mayor tras la taquilla y a un chófer con pintas de haberse escapado recientemente de la cárcel. Evidentemente ellos hablaban tanto inglés como nosotros rumano pero, gracias a su infinita hospitalidad y paciencia, acabamos encontrando la verdadera «estación». Llegamos un minuto antes de la salida del autobús, pero llegamos. Unas horas después estábamos en Cluj-Napoca.
El día siguiente fue dedicado única y exclusivamente a descansar y buscar, sin mucho éxito, suvenires. Y entonces llegó el avión…
… y en él, el momento de hacer balance de todo lo acontecido. Y recordamos como casi había pasado un mes desde que dimos nuestros primeros pasos por Rumanía en la maravillosa ciudad de Cluj Napoca. De allí pasamos a las palomiteras minas de Turda y a Timisoara, una ciudad tan inesperada como sorprendente. Ya con coche alquilado, decidimos recorrer en profundidad la región de Transilvania, donde descubrimos lugares de cuento como Shigisoara, Sibiu y la espectacular carretera Transfagrasan, seguidas del Castillo de Bran, Rasnov y Brasov. Fuera de Transilvania, nuestra ruta nos llevó hasta el Castillo de Pelés, Tesila y Bucarest y de ahí a todos los lugares de los que he hablado en esta publicación que ya termina.
Rumanía. Un país tan cercano como desconocido, tan parecido como diferente. Un país del que no sabemos nada pero juzgamos, una cultura que desconocemos pero criticamos. Este nuevo viaje nos ha vuelto a abrir la cabeza y nos ha hecho ver que, una vez más, el 99% por cierto de nuestros miedos, ideas, prejuicios sobre lo que desconocemos… son erróneos. Para limpiarse hay que viajar y que para viajar hay que limpiarse. Y desde luego Rumanía es un destino perfecto para los que le gustan las sorpresas. Las sorpresas bonitas.
Lo hemos vuelto hacer. Un año más, estos amigos de toda la vida hemos dejado todo aparcado durante unos cuantos días para hacer lo que más nos gusta: descubrir el mundo con una mochila de 8 kilos y ningún plan prestablecido. La vida se complica, los compromisos cada vez son más grandes, las obligaciones más ineludibles y las necesidades mayores. Entrar en la etapa adulta tiene consecuencias. Pero no os preocupéis, Nada Incluido ya es parte de nuestro ADN y sea como sea, con quien sea, de la forma que sea… los cuatro amigos de toda la vida volveremos a juntarnos para seguir haciendo lo que más le gusta. Aunque mientras eso ocurre, quien os escribe, más pronto que tarde, volverá a desempolvar su mochila para lanzarse en busca de grandes y pequeñas aventuras. Así que si os gusta lo que hacemos, podéis estar tranquilos. Vamos a seguir haciéndolo. Permaneced atentos.
Más información de utilidad sobre Rumanía en nuestra guía de viajes online de Los Balcanes
Solans
Me alegro saber que estais de vuelta! Un abrazo
Sergio Otegui Palacios
¡Otrol para ti! 🙂
Maricarmen Felipe
Buen final de vuestro viaje .
Como siempre te felicito por lo bien que explicas todas las etapas, nos haces recorrer el país en vuestra compañía.
Un beso fuerte y espero el próximo viaje
Sergio Otegui Palacios
¡Muchas gracias por acompañarnos, Maricarmen! 🙂 ¡Un abrazo muy grande de todos!
José Estalella
Hola Sergio, te conocí el otro día en Fitur,me estuviste contando cosas de Ghana,y me diste tu tarjeta. Hoy me he decidido a leerte, y me ha encantado lo que escribes y como lo escribes. Te seguiré!
Un abrazo y enhorabuena
Sergio Otegui Palacios
¡Hola, José! Qué alegría leerte 🙂 Siempre es un gusto saber que un viajero tan experimentado como tú disfruta de nuestro blog. Me guardo tu contacto. Aquí tienes el mío para lo que necesites. ¡Un abrazo!
Itziar
Me gusta tu manera de viajar
Sergio Otegui Palacios
Gracias, Itziar 🙂 Disfruto mucho de lo que hago. ¡Un abrazo!