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2. Playas de Guanacaste, como en casa

Paseando en Playa Conchal (Costa Rica)

Para un viajero semi-experimentado, pocas cosas pueden ser más placenteras que alejarte 8000 kilómetros de tu ciudad y sentir que sigues en casa. Mi llegada a Costa Rica ha sido eso, salir de tu país de origen para llegar a un país que te cuida y te hace sentir como el propio. Dicen que uno es de donde nace y de donde se siente, y yo empiezo a sentirme un poco tico. Así han sido mis primeros días de viaje recorriendo las playas de Guanacaste.

Paseando en Playa Conchal (Costa Rica)

(03-03-16) Recorrer cerca de 10000 kilómetros en un día en lo que tiene, que por muy bien te lo montes te va a tocar madrugar.  A las 2 de la mañana salía un autobús de la estación de buses de Zaragoza con destino a Madrid. Como podéis suponer, comenzado mi viaje a esas horas dormir, lo que se dice dormir, no hice. Ni en la cama por “la noche”, ni en el autobús. De sobras es conocida mi infinita incapacidad para dormir en autobuses sobre todo si, de las 60 plazas que había para elegir, escogí la que estaba delante del único señor que roncaba en ese trayecto… y cómo lo hacía. He oído motores de avión menos ruidosos. 1500 ronquidos ajenos después, llegué al aeropuerto de Barajas.

Esperando en la zona de embarque del aeropuerto de Barajas (Madrid, España)

Avión Madrid – Bogotá- San José

Los trámites de embarque en Barajas fueron pan comido. Tal es así que creo que batí mi marca personal en este aspecto. Menos de 40 minutos tardé en bajar del autobús, entrar el aeropuerto, hacer el check-in, cruzar el control de seguridad, y realizar el trayecto en tren hasta la puerta de embarque. Ventajas de viajar con mochila.

Azafatas en la zona de embarque del aeropuerto de Barajas (Madrid)

¿Desventajas? Pues que como no facturo tuve que pasar con todo mi equipaje por el control de seguridad. Ya sabes, quítate abrigo, chaqueta, reloj, cinturón, botas, líquidos, ordenador, cámara de fotos…  Es cuestión de tiempo que rebusquen en nuestra ropa interior. Nunca se sabe quién podría esconder un arma bajo los calzoncillos. El trayecto de avión no era directo, sino que requería de una breve escala en Bogotá (Colombia). Como acostumbro, la primer parte del vuelo se me pasó “volada” y es que desde que los aviones tienen pantallas individuales el mundo es un lugar mucho más feliz.

Pantallas en un avión de Avianca

El único pero es que, en mi afán por coger un asiento donde poder tumbarme sin molestar a nadie, elegí uno junto a la puerta del aseo y pasé una buena parte del trayecto explicando a propios y extraños que la luz roja del baño significa ocupado y la verde, libre. Diez horas después llegué al aeropuerto de Bogotá, donde pasé un nuevo control de seguridad  y esperé un par de horas a mí segundo y último avión.

Avión de Avianca en el aeropuerto de Bogotá (Colombia)

Como siempre, este vuelo se me hizo algo más pesado, en este caso porque me tocó compartir asientos con un nicaragüense enfadado, un ecuatoriano que todavía no sé qué idioma hablaba, y un asiático maleducado que parecía acababa de luchar en la guerra de Vietnam. Entre raros aterrizamos en San José (Costa Rica), con un nivel de mareo interesante causado por las maniobras propias del aterrizaje y, sobre todo, porque un niño  había decido poner punto y final al viaje vomitando en el pasillo.

Pasaporte con sello de Costa Rica

Todos los mareos se pasaron cuando vi a Yoge en el aeropuerto, quien me esperaba con la mejor de sus sonrisas. Ese día poco más hice que ir a su casa, coleccionar conversaciones agradables con ella y con su madre, ducharme y dormir como si llevara más de 30 horas despierto y viajando.

Desayuno tico en San José (Costa Rica)

(04-03-16) Con un desayuno contundente afronté mi segundo día por Costa Rica, cogiendo la energía necesaria para la ajetreada jornada que venía por delante. A media mañana, pusimos rumbo en coche alquilado hacia Guanacaste, la región situada en el noroeste del país donde se concentran algunas de las mejores playas de Costa Rica. En la teoría sonaba precioso y en la práctica lo fue, pero también supuso un viaje de coche largo y bastante alocado en algunos momentos.

Coche alquilado en Costa Rica

Costa Rica en coche de alquiler

Hago un alto en el camino para explicaros, a todos los interesados, como es eso de recorrer Costa Rica en un coche alquilado. Lo primero que habéis de saber es que es una muy buena opción, porque Costa Rica es un país pequeño y donde la naturaleza es la gran protagonista, y muchos de sus rincones turísticos son inalcanzables en transporte público. Si tienes previsto rentar un auto, echa un vistazo a la web de Rentalcars donde puedes comparar fácilmente los precios entre distintas compañía.

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Tráfico en la carretera a Guanacaste (Costa Rica)

Ahora bien, para que os vayáis mentalizando, aunque sea un país con un nivel de desarrollo social y económico bastante superior al de sus vecinos, en cuestiones de educación vial falta un poquito de conciencia. Si conduces por Costa Rica tienes que estar preparado para que los carriles aparezcan y desaparezcan, para que los coches te adelanten por la derecha o por línea doble continua y para esquivar escorpiones, iguanas e incluso terneros de considerable tamaño. Igualmente, a los ticos les encanta hacer vida en las cunetas de la carretera y hay que estar en alerta de no llevarte  por delante a alguien o algo. O una bici. A algunos costarricenses le gusta mucho pasear a la luz de la luna por la calzada con su bicicleta sin reflectores ni iluminación. Aunque en cuestiones de luces, también hay coches o motos que salen a la carretera de noche sin encender las luces. Si tienes en cuenta todo esto, tu viaje será un éxito. Fuera de la capital no es un país en el que sea complicado conducir pero sí que es importante que mantengas la concentración al volante porque en estas carreteras pueda pasar cualquier cosa. Por ello, mejor que vayas asegurado para disfrutar al máximo la experiencia.

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Conduciendo un coche alquilado en Costa Rica

Volviendo a mi relato, tras superar un trayecto hasta Guanacaste con todo esto y mucho más, todavía quedaba la parte más complicada: llegar a la casa de AirBnb donde habíamos reservado la noche. El apartamento, regentado por un matrimonio de canadienses, estaba ubicado en medio de un sendero alejado de toda civilización y para llegar la pareja nos “facilitó” unas indicaciones más complejas que un mapa del tesoro.

Sendero que lleva a Playa Conchal (Costa Rica)

Fue gracioso, aunque he de reconoceros que cuando llevábamos 8 horas de viaje y se hizo completamente de noche, la risa era un poco menor. Al final, cuando nos hicimos conscientes de que con esa guía nos iba a resultar imposible encontrar el tesoro, decidimos llamar por teléfono y pedir a los canadienses que nos rescataran. Y así lo hicieron. Después de todo, mereció infinitamente la pena porque el apartamento AirBnb donde pasamos ese fin de semana tenía mucho encanto. Por lo que sabemos, este matrimonio de Canadá vino a Costa Rica en su luna de miel y se enamoraron del país, hasta el punto que abandonaron su tierra para venir a vivir aquí. Y así montaron un pequeño complejo turístico junto a la Playa de Conchal, donde además se instalaron ellos a vivir. Si quieres probar este hospedaje u otras opciones similares, aquí te dejo 25 euros de regalo para tu primera reserva en AirBnb.

25€ de regalo en AirBnb

Conchal, casa Airbnb

Nuestra casita era chiquita pero adorable, perfecta para una pareja y bien ubicada para conocer, en coche, esa zona de playas.

Casa AirBnb, Conchal

Otras opciones de alojamiento en Tamarindo y Conchal

Por supuesto, no es el único alojamiento de la región. Otras recomendaciones:

  • Por 14€ la noche, el hostal Botella de Leche te ofrece cama en una habitación compartida. Con 8,8 es uno de los albergues mejor valorados de Tamarindo.

Ver Hostal La Botella de Leche

  • Si prefieres un hotel sencillo, también en Tamarindo, apúntate el Villa Macondo Por 60€ la habitación doble dormirás en un hotel calificado con un 8,9 en Booking.

Ver Villa Macondo (€€)

  • Si lo tuyo es el lujo, echa un vistazo al Westin Resort Playa Conchal. Menos de 400€ cuesta la habitación doble en régimen de todo incluido. Valorado con un 8,8.

Ver Westin Resort Playa Conchal

Aunque como digo, en líneas generales en esta zona hay una amplia oferta hotelera, especialmente de clase alta. Por cierto, si necesitas hoteles en otros lugares de Costa Rica, echa un vistazo a mi publicación sobre el tema.

Entrada al Hotel El Diria en Tamarindo (Costa Rica)

De vuelta al relato, a las 9 de la noche nos presentamos en Tamarindo, un pueblo cercano donde se concentra una buena parte del turismo de dinero de la zona. Allí decidimos probar, por recomendación de nuestro anfitrión, un restaurante argentino. Y sí, estaba bueno, pero no tanto para lo caro que era. A la cama.

Restaurante Patagonia en Tamarindo (Costa Rica)

(05-03-16) 5:30 de la mañana. Tan pronto como el sol salió me desperté. No era mi objetivo madrugar tanto, pero supongo que el cambio horario me jugó una mala pasada. Mientras Yoge apuraba sus horas de sábana, yo salí a la caza del amanecer…

Vistas de Playa Conchal (Costa Rica)

… pero se me escapó, porque desde nuestro complejo no se veía la salida del sol. Después de ello nos duchamos y vestimos con nuestra equipación de baño, y pusimos rumbo a pie a la playa de Conchal. A las 7 de la mañana estábamos en la arena. ¿Por qué madrugáis tanto?

Paseando en Playa Conchal (Costa Rica)

Playa de Conchal

Por su latitud, en Costa Rica el sol siempre sale sobre las 6 de la mañana y desaparece 12 horas después. En ese periodo, se mantiene siempre en lo más alto, no asciende y desciende progresivamente como pasa, por ejemplo, en España. A su vez, ésta es una de las regiones más cálidas de Costa Rica (suele rondar los 40 grados). Por todo ello, si quieres visitar las playas de Guanacaste es buena idea madrugar y aprovechar el “frescor” de las primeras horas.

Playa Conchal

La primera parte de la mañana la pasamos caminando por la playa de Conchal, una de las más conocidas de la zona. Su fama se debe principalmente a que buena parte de su superficie está compuesta por una amalgama de conchas.

 

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Verdaderamente es una playa bonita, sobre todo a media mañana donde el color verdoso del mar a primera hora se tiñe de turquesa.

Playa Conchal

En esta playa pasamos buena parte de la mañana, intercambiando fotos…

Vendedora de pipas de coco en Playa Conchal (Costa Rica)

…con paseos y baños.

Playa Conchal (Costa Rica)

Playa Brasilito

Junto a Conchal se encuentra playa Brasilito.

Iguana en Playa Conchal (Costa Rica)

Esta playa tiene menos encanto que la primera pero ofrece restaurantes a la altura de cualquier bolsillo. De hecho en una soda de Brasilito nos tomamos un estupendo desayuno tico a muy buen precio.

Gallo Pinto en un soda de Brasilito (Costa Rica)

El arroz y los frijoles son la base de la gastronomía tica hasta el punto que es frecuente incluirlos también en el desayuno. Aunque yo soy un tipo de dulce, estos desayunos son ideales para los viajes ya que dan una energía mucho más duradera que las galletas o el chocolate. Desayunados y muy acalorados (la temperatura rondaría los 40 grados), emprendimos el camino de vuelta hasta nuestra casa…

Caballos en Playa Brasilito (Costa Rica)

… haciendo alguna parada…

Playa Conchal

… cuando la cámara lo exigía.

Ardilla en Playa Conchal (Costa Rica)

Sobre la 1 de la tarde estábamos en nuestro apartamento y, tras un baño reponedor en la piscina del recinto, decidimos escondernos un par de horas en casa, a esperar a que el sol de Guanacaste apagara el modo infierno.

Atardecer en Bahía de los Piratas (Costa Rica)

La Bahía de los Piratas

Poco antes del atardecer, y esta vez en coche, nos dirigimos a una playa diferente para despedir el día. Siguiendo la recomendación de nuestros anfitriones, nos decantamos por la Bahía de los Piratas, una preciosa playa rodeada de islotes.

Bahía de los Piratas (Costa Rica)

Allí presenciamos un bonito atardecer…

Barco en la Bahía de los Piratas (Costa Rica)

… a pesar de que algunas nubes se interpusieron entre el sol y nosotros.

Atardecer en Bahía de los Piratas (Costa Rica)

Ya de noche, volvimos a la carretera y fuimos a cenar. Esta vez nos decantamos por Matapalo, el pueblo más cercano a nuestra casa donde se encuentra el Charlie’s Bar, una soda en la que se come de maravilla. Espectaculares los camarones (gambas) al ajillo. A la cama.

Plato de camarones al ajillo en el Charlie's Bar de Matapalo (Costa Rica)

(06-03-16) Esta mañana nos costó más salir de casa. Principalmente porque dedicamos algo de tiempo a organizar nuestro equipaje, meterlo en el coche y dejar el apartamento lo más recogido posible. Sobre las 10 de la mañana iniciamos una nueva etapa en nuestro trayecto por las playas de Guanacaste.

Playa Flamingo (Costa Rica)

Playa Flamingo

Esta vez elegimos playa Flamingo, donde su ubican algunos hoteles y residencias de puro lujo.

En Playa Flamingo (Costa Rica)

Por esa playa estuvimos paseando un poco…

Playa Flamingo (Costa Rica)

… aunque no tardamos en volver al coche y seguir nuestro camino. Ese día tocaba volver a San José y queríamos hacer la mayor parte del trayecto de día. Pero todavía hicimos una última parada de arena y mar.

Surfero en Playa Dantita (Costa Rica)

Playa Dantita

Para despedir la costa de Guanacaste elegimos playa Dantita, en la zona norte. Para acceder a este lugar uno tiene que ir en dirección a playa Danta…

Playa Danta (Costa Rica)

… y desde ahí coger un escarpado sendero junto a la costa…

Camino que conecta las playas Danta y Dantita (Costa Rica)

… que termina llegando a una pequeña pero preciosa cala.
Playa Dantita (Costa Rica)

El sendero es empinado y algo cansino pero verdaderamente es un lugar que merece mucho la pena visitar. En playa Dantita pasamos un par de horas a pleno sol. Primero, casi solos…

Playa Dantita

… y luego en compañía de Carlos, un amigo de la universidad de Yoge, y algunos compañeros con los que se doctora en Estados Unidos. Muy buena gente que se encontraban disfrutando en Costa Rica del Springbreak, su semana de vacaciones en esta época del año.

Playa Dantita

Fue una mañana bonita y muy divertida que recordaremos durante tiempo. Y no solo por lo bonito, sino por como el sol hizo estragos en nuestros perfectamente blanqueados cuerpos. Os aseguro que nos pusimos y repusimos crema, pero el sol de Guanacaste es el mismo que utilizan para calentar el infierno. Quemados, bañados en sal y llenos de arena, desandamos el camino dirección el coche y poco antes de las dos de la tarde iniciamos nuestra ruta de vuelta a San José.

Coche alquilado en Costa Rica

Unas siete horas de viaje solo ininterrumpidas con una parada para comer en el restaurante Monteverde, uno de los más famosos de la región. Allí nos deleitamos con una suculenta pizza de la casa y un batido de fresa.

Pizza de la casa en el Restaurante Monteverde (Costa Rica)

Pasadas las 10 de la noche llegamos a San José, con cansancio suficiente como para tomarnos un yogurt de despedida y caer rendidos en la cama. Aquí termina la primera etapa de mi viaje, cuatro días que no han hecho sino confirmar lo que ya sabía. Si algún día me pierdo, buscadme en Costa Rica. Se abren los comentarios 🙂

Más información de interés en nuestra guía de viajes online sobre Costa Rica

Descárgate la guía de Costa Rica 2017 en PDF


Sergio Otegui Palacios

Trabajo en El Fabricante de Nubes, una productora audiovisual en Zaragoza. Recorro el mundo con una mochila a la espalda y una cámara en la mano y os lo cuento en Nada Incluido, mi blog de viajes. Vídeo, fotografía, publicidad, viajes, lo que surja. How can I help you?

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