2. San José, con gusto

Por muy seguro que me he mostrado en todo momento con respecto a este viaje y al hecho de hacerlo solo, he de reconocer que la última noche en España se me hizo muy dura. Una terrible combinación de cansancio, sueño, nervios, estrés y nostalgia fue desgastándome durante todo el día hasta llegar a la cama con el ánimo en los pies. Somos animales de costumbres, y por muy fuerte que seas a tu cabeza no le gusta nada cambiar tu agradable rutina social y laboral en Zaragoza, por un mes en el otro lado del mundo jugando a improvisar. Eso sí, tan pronto como cogí el avión se me pasó toda la tontería y salió adelante el Sergio feliz y viajero. El mismo que ahora os escribe desde San José, la capital de Costa Rica.
(27-01-14) El largo viaje comenzó muy de madrugada, con muchas calles todavía sin poner. A las cinco de la mañana salía mi autobús rumbo a Barajas. Atrás dejaba Zaragoza, con tres grados de temperatura, y nuestro tan característico y desagradable cierzo haciendo de las suyas. Seguro que echaré de menos mi ciudad, pero no su clima. Cerca de las nueve llegué al aeropuerto donde tenía algo más de dos horas para hacer la logística propia de la aventura: check in y el control de equipajes. En media hora estaba con los billetes en la mano y en la zona de embarque. Cada día le veo más ventajas a esto de viajar con la mochila.
Despegamos puntualmente a las once. Por delante unas diez horas de viaje… que se me pasaran como dos. Rompiendo mi primera lanza a favor de American Airlines, nuca había estado en un avión tan grande y cómodo. Si a esto le añadimos tu propia pantalla y mando por asiento se comprende que entre comidas, juegos y películas llegué a Miami casi sin enterarme.
¿Y dormir? Nada, sigo teniendo un problema con eso. Por muy confortable y espacioso que resultara el avión, y por muy poco que hubiera podido descansar la noche anterior, sigo siendo incapaz de dormir sentado, por lo que poco más pude hacer que dar un par de malas cabezadas. Cerca de las 15:00 hora local (21:00 en España) aterrizaba en el aeropuerto de Miami, el lugar donde pasé 36 horas atrapado en el comienzo de mi viaje a Perú. No os voy a negar que me daba cierta pereza volver a ese lugar donde el año pasado por estas fechas todo el mundo se propuso tratarnos mal. Pero no, mi suerte estaba cambiando. Cuatro horas estuve en el aeropuerto y nadie mi gritó. Un mundo mejor es posible.
Motivado por lo bien que había salido todo, embarqué en el avión rumbo a San José. Dos horas y media de viaje que se me hicieron como diez. En este avión no había pantalla, pero es que por no haber no había ni espacio para moverse. Además me tocó ventana por lo que ni siquiera pude utilizar el comodín del pasillo para estirar las piernas. Mira que pedí específicamente al personal del check in que me dieran pasillo pero supongo que era una orden demasiado compleja para un miembro de American. Lo único salvable de mi atrapamiento… las vistas en el despegue.
Además no nos dieron cena, por lo que llegué a San José en un estado bastante extremo de cansancio físico, mental y hambre. Nada que los 24 grados que me esperaban en la capital tica no arreglaran. Mi ánimo se recuperó instantáneamente. Qué gusto de clima, con razón esta gente está todo el día contenta. A la salida del aeropuerto salió a recibirme la ya tan habitual comitiva de bienvenida, con cámaras de fotos, vídeos, globos y guapos y guapas. Bueno, en realidad creo que no me esperaban a mí, sino a Karina Ramos, la candidata de Costa Rica al concurso Miss Universo. Una preciosidad, para que negarlo.
La que sí que salió a recibirme fue Adriana, mi primera anfitriona en Costa Rica. Medio segundo me hizo falta para darme cuenta de que con ella iba a ser todo muy fácil. Y así ha sido, desde que estamos juntos no me ha faltado de nada, quizá el no dar las gracias el suficiente número de veces. Tras saciar mi hambre voraz con un sándwich fuimos a su piso, mi casa durante estos primeros días.
Mención especial para Eugenio, su perro, a quién por supuesto he sacado a pasear siguiendo con mi leyenda de Paseaperros. Aprovecho este punto para recomendarte la web de AirBnb, con la que podrás alojarte en casas de locales. Si todavía no tienes cuenta, aquí te dejo una invitación con 25 euros de regalo para tus primeras reservas.
(28-01-15) Aunque me habría gustado dormir un ratico más, el tenue halo de luz que entraba por la ventana de mi habitación me despertó. Fuera de España las persianas están infravaloradas.
Tampoco ayudó a volver a conciliar el sueño el paso continuo de avionetas por la zona. Había visto pocas avionetas en mi vida pero en Costa Rica por lo que veo son más comunes que los taxis. Pero sin problema, madrugar en los viajes siempre es una buena idea. Antes de hacer cualquier otra cosa, fuimos por el banco para cambiar algo de dinero. Por cierto, los billetes en este país son tan bonitos que todavía da más pena gastarlos.
Adriana me acompañó a hacer el cambio a uno de los bancos importantes. Previamente me había avisado de que no cambiara dinero en el aeropuerto, donde las tarifas son lo más parecido a un timo. Así que si prevéis un viaje a Costa Rica, ya sabéis lo que no tenéis que hacer. Del banco, iniciamos nuestra ruta por San José, con Adriana como guía. Y menuda pedazo de guía. Y no solo por las cosas que me enseñó, sino sobre todo por lo mucho que sabía de todo. En unas horas con ella aprendí más de Costa Rica que en un mes entero en cualquiera de los países por los que he pasado. Adriana sabe mucho de muchas cosas, y encima se explica de maravilla. Si hubiera sido una guía contratada, le hubiera dado propina.
Índice de contenidos
Dónde dormir en San José
Antes de proseguir con el relato, hago un alto en el camino para haceros algunas recomendaciones de alojamiento en San José si preferís no dormir en casas de gente local.
- Si buscas algo económico, te recomiendo Del Paseo Hostel, un hostal cerca del centro de San José en el que puedes dormir por menos de 15 euros la noche.
- Una opción intermedia interesante para parejas es el hotel Colombus, donde la doble cuesta unos 40 euros la noche.
- Si buscas algo de más talla, el hotel Presidente ofrece la habitación doble poco más de 90 euros.
Por cierto, si necesitas recomendaciones de hospedajes para otros lugares de Costa Rica, date una vuelta por mi guía de hoteles en Costa Rica.
Qué ver en San José
La ruta por San José empezó entre atascos. Como buen país latinoamericano, Costa Rica tiene un problema de tráfico serio. No llega al nivel de Perú, que es demencial, pero las carreteras se congestionan a casi cualquier hora del día. Además, en San José las calles son más bien estrechas por lo que tienen pocos carriles y el tráfico no fluye. Los accidentes (pequeños) son habituales y los coches que hayan sufrido el percance bloquean un carril porque no pueden moverse hasta que aparezca el seguro. Tan serio debe ser el problema del tráfico en este rincón del mundo que un día a la semana cada persona tiene prohibido coger el coche según su número de matrícula. Por ejemplo, si tu matrícula acaba en 7 u 8, los jueves tienes la obligación de dejar tu coche en casa. En este sentido no creo que ayude el confuso mecanismo de señalización de calles del país, las cuales no tienen nombres sino simplemente números. Por lo que me confesó Adriana, no acaba de ser un sistema demasiado eficaz ya que rara es la persona que sabe la dirección de donde vive. Por eso, cuando preguntas por un lugar la gente no tiende a darte una dirección sino que te da referencias de otros sitios cercanos. Después de este análisis exhaustivo del tráfico costarricense, volvemos a nuestra ruta turística:
Teatro Nacional de Costa Rica
En un país donde la naturaleza ha robado todo el protagonismo a la arquitectura, el Teatro Nacional es uno de los edificios más espectaculares que puedes encontrar en San José.
Con casi 120 años de historia, y numerosas restauraciones a sus espaldas, el Teatro es uno de los edificios de referencia. Arquitectónicamente es puramente europeo y combina distintos estilos.
El Teatro está activo en la actualidad y aunque su función principal es la de recoger representaciones dramáticas y musicales, también se utiliza para organizar eventos políticos.
De hecho, debido a un acto de este tipo, había una serie de andamios en la Sala Principal, lo que la deslucía un poco.
Más allá del patio de butacas, también merece mención especial el Foyer, un elegante salón donde los asistentes pasaban los descansos en la antigüedad.
Típico lugar, que por pequeño que sea, un tipo como yo no puede parar de fotografiar. Ahora en serio, ya paro.
Estupendamente empezaba la visita turística, que continuaría dando una vuelta por una de sus avenidas principales. Llamémosle calle 1, por ejemplo.
Por la zona el edificio de Correos, uno de los más bonitos.
Mercado Central de San José
Entre teatros y paseos se nos hizo la hora de comer, así que Adriana se decantó por el Mercado Central, una opción auténtica y económica. Poco tiene que ver este mercado con otros que he podido ver en otras ciudades del mundo, predominando en éste una sensación de organización e higiene absoluta.
Destacable el curioso puesto de remedios naturales…
… con su producto estrella, una especie de poción del amor. No descarto probarla si se me complica la vida.
En uno de los sus puestos comimos uno de sus platos más típicos: el casado, que viene a ser un “plato combinado” que incluye arroz, frijoles, otras cosas cuyo nombre no recuerdo… y una ración de carne. Sabroso, abundante y relativamente barato.
Y digo relativamente porque, aunque ya venía avisado, los precios del país son más bien altos. Aunque sí que es algo más barato que España, supera a la mayoría de países de Latinoamérica. El desarrollo se paga.
Para bajar la comida continuamos nuestro paseo por la ciudad, convirtiéndose el fútbol en uno de nuestros principales temas de conversación. El fútbol levanta pasiones y por aquí también.
Aunque el interés por este deporte no es tan frecuente en el género femenino, el padre de Adriana se encargó de que ella no siguiera esa norma y le ha convertido en una hincha como la que más. Y no sólo de la liga de su país, también controla de equipos y jugadores de casi cualquier rincón del mundo. De hecho hemos quedado en que a lo largo de este mes volveré a San José cuando juegue el Deportivo Saprissa, el equipo más laureado del país, para ir al campo. Prometido.
Iglesia de Nuestra Señora de la Merced
Dejamos de hablar de fútbol en el momento en el que entramos en la Iglesia de Nuestra Señora de la Merced, un templo católico que me resultó muy atractivo. Sus numerosas vidrieras…
… y sus coloridas columnas hacen de esta iglesia un lugar muy original.
Museos de San José
Para continuar con mi aprendizaje, Adriana me llevó a conocer algunos de los museos que concentra la capital tica.
Museo de Oro Precolombino
La ruta dio comienzo en el Museo del Oro Precolombino, donde, como su propio nombre indica, había una exposición sobre arte precolombino. Es decir, antes de la conquista española. Así como en Perú llama la atención la conservación y mezcla que tienen con sus historia precolonial, en Costa Rica no deben quedar muchos restos de esta parte de su pasado. En la exposición se recogían algunos de estos vestigios.
Allí también, de manera permanente, una exposición de numismástica sobre la evolución de la moneda de Costa Rica a lo largo de los años.
A su vez, en nuestra visita coincidimos con varias exposiciones itinerantes: una muy tétrica sobre la muerte…
… y una galería con la obra la pintora tica Margarita Quesada.
Museo de Arte y Diseño Contemporáneo
El segundo round de nuestra ruta cultural nos llevó a Museo de Arte y Diseño Contemporáneo, una sala en la que se apoyan y difunde obras de artistas de Costa Rica…
…con otras exposiciones internacionales sobre arte moderno.
En nuestra visita nos topamos con una recopilación de arte moderno en Guatemala.
Museo Nacional de Costa Rica
La última parada de nuestro viaje cultural fue el Museo Nacional de Costa Rica. Tras la abolición del ejército del país en 1948, el antiguo cuartel militar fue reutilizado como el museo nacional, recopilando una serie de exposiciones sobre historia y arte de Costa Rica…
… dejando también espacio para la naturaleza.
A la salida de los museos amenazaba con caer la noche, así que todo lo mucho que hicimos después fue caminar sin rumbo por uno de los barrios del centro, viendo algunas de sus casas coloniales…
… las escuelas conocidas como el edificio metálico…
… y el Centro Nacional de Cultura.
(30-01-15) La mañana del viernes Adriana la pasó trabajando y, tras desayunar, me dejó en el centro de San José. Aunque los días antes ya había visto los rincones más destacados de la capital, aún me dio para perderme un poco. Perderme relativamente, porque si algo no me ha terminado de gustar de esta ciudad es la sensación de inseguridad que transmiten algunas de sus calles. En condiciones normales es un sitio tranquilo, pero cuando tienes mi altura y llevas mi cámara encima llamas demasiado la atención. Y más de una vez la tuve que guardar y cambiar mi rumbo por sentirme tensamente observado.
La catedral de San José
Pero gente rara al margen, todavía tuve tiempo de descubrir otros cuantos rincones de interés, como la Catedral Metropolitana de San José. Por fuera otra más, pero por dentro sobrecoge.
Alta, sobria, fuerte, luminosa… La paz que respiré en aquel lugar con más de 200 años de historia, ayudó a quitarme un poquito de la tensión acumulada en sus calles.
Mejor así porque es la única manera de estar un poco inspirado con la cámara. De ahí seguí mi rumbo aleatorio por la ciudad hasta toparme con la Iglesia de Nuestra Señora de la Soledad. Nada que ver con la anterior pero también tiene su encanto.
Entre un paseo y otro terminó por darme la hora de comer. Temprano, claro, pero es que más allá de la frontera española en todos los lugares del mundo se come pronto. Siguiendo las recomendaciones de mis amigos costarricenses fui al Café Mundo, restaurante situado en uno de los barrios más tranquilos de la ciudad. Un rincón agradable hasta que te llega la cuenta.
Quince euros un plato de macarrones y una Coca-Cola. Repito. Quince euros un plato de macarrones y una Coca-Cola. Aprovecho este susto para confirmaros que Costa Rica es un país caro, sobre todo para los que por mucho que lo disimulemos olemos a turista a 10 kilómetros de distancia. Costa Rica tiene sus gangas, pero en líneas generales el nivel de vida es muy parecido al de la Europa desarrollada. Tanto es así que voy a tener que hacer el pino con la nariz para no acabar ingresando algo más de dinero en la cuenta.
Precisamente fue en el barrio donde vi este grafiti tan inspirador por donde pasee para bajar la comida. Un rincón con mucho arte urbano.
Arte hasta la cabeza.
El paseo urbano duró más bien poquito ya que a las 18:30 tenía cita con Marcela, otra chica con la que contacté a través de Couchsurfing. Aunque no pudo alojarme, se ofreció encantada a tomar algo conmigo. No vino sola, sus dos compañeros de negocio le acompañaron. Juntos han montado un estudio de diseño que accedí encantado a visitar, ubicado en un espacio de coworking que me dio muy buenas vibraciones. Una cosa que me ha gustado mucho en Costa Rica es que todos los jóvenes con los que me he encontrado tienen trabajo, y de calidad, y muchos de ellos sacan adelante sus propios negocios. La evidente influencia americana creo que también se traduce en esta forma tan competitiva de entender el mercado laboral.
Terminado el tour, pusimos el broche final al estupendo día tomando varios algos. Y fue en este largo rato bañado por cafés, zumos y cervezas donde pude confirmar la suerte que había tenido con Adriana como anfitriona y con toda la gente que se estaba cruzando en mi camino. A pesar de los muchos kilómetros de distancia en los que hemos crecido cada uno, es curioso ver como puedes tener tantas cosas en común con alguien del otro lado del mundo. Tan bien he estado estos primeros días, que todavía alargaré mi estancia con ella durante el fin de semana. En San José ya no hay mucho más que ver, pero en los alrededores hay un par de excursiones que merecen la pena. De momento tenemos el plan y el coche, y nuestra idea a lo largo de mañana es buscar a otros viajeros que se unan a nuestra aventura. Desde luego, el viaje no ha podido comenzar mejor. A pesar de no haber salido de la capital y no he podido ver ninguno de los impresionantes rincones naturales que Costa Rica esconde, más contento no puedo estar. Este fin de semana empieza el movimiento. Agarraos, que vienen fotos.
Más información de interés en nuestra guía de viajes online sobre Costa Rica

Amair
Fantástico el blog y como lo explicas todo. Enhorabuena!!!
¿Podrías indicarme como se llama el banco donde cambiaste el dinero? Nuestro vuelo llega a las 15:00 en lo que cogemos el coche ¿nos dará tiempo a ir al banco a cambiar dinero? ¿Qué es mejor cambiar mitad y mitad o cambiar todo a colones?
A nuestra llegada a San José también queríamos coger un CHIP para usar en los días que estemos allí. ¿Tu cogiste alguno? sabes si es en el propio aeropuerto se puede o alguna recomendación de alguna compañía?
Muchas gracias
Sergio Otegui Palacios
Hola, Amair! Échale un vistazo a esta publicación sobre cómo ahorrar en Costa Rica. Aquí encontrarás toda la información que buscas. Un saludo!
Alejandro
Hola! Me encontré con tu blog por casualidad: voy de viaje pronto y en medio de la emoción, viendo varios blogs he venido a dar con el tuyo! Me llamó mucho la atención porque soy de Costa Rica, y no hay muchos blogs que te muestren con tanto detalle y acierto la experiencia.
San José no será la ciudad más hermosa del mundo, y posiblemente hasta una de las mas feas; pero me alegra que hayas podido ver un poco del encanto que guarda, debajo de capas de rótulos y tendido eléctrico…
Felicidades por el blog, un saludo!!
Sergio Otegui Palacios
Hola, Alejandro! Me alegro que hayas llegado hasta aquí, y que te guste 🙂 Desde luego San José no es tan bella como lo es el resto del país, pero en San José conocí a gente maravillosa y disfruté enormemente de mi paso por ahí. No tardaré en volver 🙂 ¡Gracias por escribir!
Jose Loreto
Muy buen viaje man saludos desde Venezuela
Sergio Otegui Palacios
Gracias! Saludos desde España 🙂
Caroline
Hola Sergio! No había leido esta entrada aún pero me preguntaba cómo podría encontrar a Adriana! Tengo que pasar un par de noches en San José y tu relato me ha dado ganas de conocerla y quizas de tenerla como anfitriona! Gracias de antemano! 🙂
Sergio Otegui Palacios
Hola, Caroline! Yo la localicé a través de la web de Couchsurfing, puedes probar a buscarla por ahí. Tengo constancia de que últimamente anda bastante enredada en el trabajo por lo que no te puedo dar un vía de contacto más directo. Si no seguro que encuentras a algún anfitrión tico que sepa enseñarte su país, todos son muy entregados 🙂 ¡Buen viaje!
Caroline
Muchas gracias por esos consejos!! 🙂
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Lucía Molina Quero
Hola Sergio!
Soy Andaluza, malagueña para ser exacta! Me encanta tu blog, lo he descubierto esta noche y no paro de apuntarme cosas, me voy a final de octubre a viajar sola por Costa Rica. Va ser mi primer viaje sola y estoy entre ilusionada y acojonada 🙂
Quería preguntarte, con respecto a la mención de tu llega a Costa Rica y a Adriana ¿ella era anfitriona en Airbnb? Veo que te recogió, acompaño…me extraña, al menos en nuestro país los anfitriones no se mojan tanto jajaj
Gracias!! Sigo buscando cositas por tu web
Sergio Otegui Palacios
Hola, Lucía! Gracias por tus palabras, me alegra que te guste el blog 🙂 Costa Rica es un sitio perfecto para los viajes en solitario así que puedes estar tranquila. Con respecto a Adriana la conocí por Couchsurfing pero sí, no es habitual que la gente sea tan amable. Creo que tuve bastante suerte 🙂 ¡A disfrutar del viaje!
Qué ver en Costa Rica | Viajes Nada Incluido
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