La península de Railay – La princesa india
Una pared. La primera vez que llegué a Tailandia recorrí parte de la costa de Krabi y llegué a Ao Nang, una localidad que todo el mundo nos recomendaba y que no nos pudo disgustar más. Sin embargo, al otro lado, oculto tras una espectacular montaña de roca caliza se encuentra Railay, uno de los lugares de playa que más he disfrutado por allí. Aquí te cuento qué ver en Railay.
La última vez que hablamos sobre Tailandia fue sobre Koh Samet, una de las islas más fácilmente accesibles desde Bangkok, pero no demasiado interesante. Y es que a principios de 2022 volví a ese país y, aprovechando que la pandemia todavía mantenía a raya los flujos turísticos, me aventuré a explorar algunos de los destinos litorales más famosos de Tailandia. Railay fue la primera de estas paradas.
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Cómo ir a la península de Railay
Railay es una península ubicada en la provincia de Krabi, situada a unos 800 kilómetros al sur de la capital tailandesa. Este lugar está flanqueado por montañas y rodeado por el mar Andaman. por lo que, de todas todas, es necesario acceder en barco. Viajar desde Bangkok por carretera hasta el puerto más cercano te puede llevar más de 12 horas, por lo que, a no ser que tengas previsto ir haciendo paradas por el camino (que las hay y muy interesantes), lo más cómodo es coger un avión al aeropuerto de Krabi. Como es un destino bastante popular, todos los días hay vuelos programados a diferentes horarios y de diversas compañías, por lo que encontrarás precios asumibles.
Ver opciones de transporte a Railay
Desde el aeropuerto de Krabi hay bastantes alternativas para ir a Railay. La más rápida (y cara) es el taxi (unos 600 bahts), y la más económica (y lenta) es agarrar alguna de las furgonetas que salen cada hora desde allí (unos 150 bahts). En una de estas llegamos a nosotros al muelle de Ao Nam Mao, un pantalán desde donde salen longboats hasta Railay. El ticket nos costó 100 bahts por persona y tuvimos que estar un rato esperando a que se llenara. Desde ahí la travesía no es muy larga, pero nosotros chupamos bastante agua, así que protege bien las cosas que no se pueden mojar de tu equipaje.
Dónde alojarse en Railay
Unos 20 minutos después alcanzamos a la playa este, donde flota un improvisado muelle que permite a los viajeros acceder a Railay sin chipiarse. Aún así, el agua estaba bastante revuelta a nuestra llegada, por lo que tuvimos que echar mano de todo nuestro equilibrio para no acabar en el fondo del mar. Superado esta prueba propia de Humor Amarillo, nos dirigimos a nuestra morada. Pese a su aislamiento y su limitada extensión, la popularidad de Railay hace que la oferta hotelera sea abundante.
- La opción más económica es el Blanco Hideout Resort, lo más parecido a un hostal que vas a encontrar por ahí. Menos de 10 euros te costará la cama en una habitación compartida.
- Si viajas en pareja y buscas algo económico, el Railay Princess Resort dispone de habitaciones dobles desde 50 euros la noche.
- Si te quieres dar un caprichazo, el lujoso Rayavadee te lo ofrece por unos 400 euros la doble.
- Nosotros nos alojamos en el Railay Village Resort. Lo mejor: las vistas en el desayuno.
La península de Railay
Tras un largo trayecto de aviones, furgonetas y barcos, a Railay llegamos sudados, cansados y hambrientos, así que después de ducharnos, probar la almohada y comer algo, salimos a explorar. La primera sensación que tuve es de que estaba en una isla, pero no. Y es que pese a estar en medio de todo, las montañas y el mar han aislado a Railay del resto del mundo, lo que es, para mí, su principal encanto. De hecho, ahí no hay carreteras ni vehículos a motor, tan solo alguna motillo o tractor que hayan podido acercar a la zona.
Qué ver en Railay
Pese a sus acotadas dimensiones, Railay tiene para ofrecer. En realidad, en una excursión de unas horas podrías, sin problema, ver todo, pero también es un buen sitio para hacer dos o tres noches, comer bien y descansar mejor. Nosotros así lo hicimos, por lo que pudimos explorarlo a fondo.
Hat Rai Leh – La playa oeste de Railay
Poco tardamos en confirmar que el principal encanto de este paraje pasa por sus playas. Nuestro hotel se encontraba en la playa oeste de Railay, una de las más atractivas, por lo que aprovechamos la oportunidad de darnos un baño en mitad de ese paisaje.
Nuestro alojamiento no era el único por allí cerca ya que en Hat Rai Leh, la playa más extensa del lugar, se encuentran la mayor parte de resorts. No es para menos: la vista es impagable.
Nosotros no hicimos mucho más que dar un paseo, tumbarnos a la bartola y disfrutar de un batido de coco (siempre de coco) en la terraza de nuestro hospedaje, pero también vimos a quienes aprovechaban ese espacio para hacer un poquito de deporte.
La playa Tonsai
Al lado de Rai Leh, aunque solo accesible en barco, nadando o cuando la marea está muy baja, está la playa Tonsai, por lo que si no te parece que Railay está suficientemente aislado, siempre puedes ir allí y refugiarte un poco más.
Hat Phra Nang – La playa más bonita que ver en Railay
Aunque Rai Leh es una maravilla, reconozco que yo salí enamorado de Hat Phra Nang, la que está ubicada al sur de esa península. Eso sí, estoy seguro de que mi vivencia allí condiciona mucho mi opinión. Y es que, fruto del jetlag o de lo que fuera, en mi primera noche en Railay apenas pegué ojo, por lo que, antes de que el sol siquiera se planteara salir, me dirigí hacia ella con la ilusión de ver, al menos, un amanecer bonito. Y aunque fui acribillado por los mosquitos, lo fue.
Allí pude ver como los primeros rayos de sol fueron transformando una silueta oscura en un paisaje donde el malva y el naranja lo acabaron invadiendo todo. Frente a mí el islote de Ko Rang Nok y el barco de algún madrugador (o trasnochador) que no quiso perderse ese momentazo. No duró más de veinte minutos, pero fue impagable.
La cueva de la Princesa
Cuando el sol ya estaba a pleno rendimiento, me percaté de que a escasos metros de mí, había una cueva llena de… “penes”. Falos de distinto tamaño, forma y material cercaban un pequeño altar y una especie de muñeca. Después de varios viajes por Tailandia he visto ofrendas de cualquier cosa a cualquier cosa, pero esta me dejó loco.
Por lo visto, Phra Nang, quien da nombre a la playa, era una mujer cuya leyenda depende de quién te la cuente. Hay quien dice que era una princesa india fallecida en un naufragio y cuya alma descansa ahí. Otros aseguran que era la mujer de un pescador local que, tras la muerte de este, se recluyó a vivir en la cueva. Y otra, más elaborada, que era una muchacha de una belleza deseada por todos. Un día esta mujer se casó y el resto de pretendientes, presos de los celos, decidieron ir a matar al afortunado en aquella playa. En pleno combate, un ermitaño que vivía en la cueva y tenía poderes mágicos (rollo Doctor Extraño), lanzó un hechizo y transformó la escena (y sus correspondientes falos) en piedra.
Sea cual sea la historia que hay detrás del mito, hoy los pescadores de Railay, antes de faenar, ofrendan a esa muñeca en busca de protección. Algunos lo hacen con penes hechos de madera para recibir, además, un poco de virilidad, que nunca está de más.
La cueva menos fálica
Al lado de la cueva de la Princesa hay otra menos peculiar, pero más grande y vistosa, aunque solo es accesible con bajamar. Por allí estuve jugando un rato a Indiana Jones, contemplando el resultado de cientos de años del mar esculpiendo rocas. Si sabes su nombre exacto déjalo en comentarios, porque yo lo he intentado averiguar y no ha habido forma.
La cueva de los murciélagos
Todavía en Phra Nang, pero en la otra punta, es posible visitar otra gruta, aunque el acceso es más complejo. De hecho, es fácil que te rindas a mitad de camino si no llevas buen calzado. Por lo visto, en algún punto de por allí hay (o hubo) unas escaleras de bambú que te permiten acceder a un “segundo piso” con vistas estupendas de la playa. Yo me tuve que conformar con verlo desde la planta baja y con salir de allí con vida, porque, te aseguro, encararlo con chancletas es una empresa arriesgada.
Otros lugares que ver en Railay
Aunque sus playas son, de largo, el principal atractivo de Railay, todavía ofrece más lugares para visitar, por lo que hay vida más allá de la toalla.
Tham Phra Nang Nai, otra cueva que ver en Railay
¿Pero otra cueva? Como ves, en Railay hay casi tanta extensión de playa como de cavernas. De todas ellas, la Cueva de los Diamantes es la única por la que hay que pagar una entrada (100 bahts), un precio que a nosotros nos pareció excesivo por algo que ves en menos de 15 minutos. Si a ti te da igual, espero que disfrutes de esa colección de estalagmitas y estalactitas. ¿Cuál era la que cuelga?
La laguna y el mirador, una visita que yo NO recomiendo
Aunque en casi cualquier web que consultes te lo presentan como uno de los grandes atractivos de Railay (y seguro que es así), acceder a este mirador es suficientemente peligroso como para pensárselo dos veces. Y es que para alcanzar estas vistas tienes que trepar por una pared tan vertical como resbaladiza y, aunque hay algunas piedras y cuerdas para ayudarte, no son pocos los que han salido de ahí averiados. Si aún así te apetece intentarlo, hazlo, por favor, con buen calzado y nunca si ha llovido recientemente, está lloviendo o va a llover. Yo es que me estoy haciendo mayor.
La escalada, uno de los grandes atractivos
No puedo hablar de Railay sin mencionar la escalada, el deporte estrella en esta península. Y es que este enclave es un paraíso (que sobreexplotada está esta palabra) para los aficionados a esa disciplina. Aunque yo no la practico, entiendo que trepar montañas kársticas en rodeado de un paisaje así tiene que ser un subidón. Literalmente.
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Excursiones desde Railay
Pese a ser un lugar pequeño y solo accesible en barco, la fama de Railay hace que, desde ahí también sea posible agarrar ferris, lanchas rápidas o longboats a otros puntos interesantes del litoral tailandés. Nosotros fuimos desde ahí a Phi Phi, el archipiélago más explotado del país, aprovechando que el turismo todavía estaba bastante controlado por la pandemia. Pero sobre eso hablaremos en el siguiente post.
Y en este punto doy por terminado esta guía sobre Railay, uno de los lugares de costa más bonitos en las que he podido estar en Tailandia. Un lugar perfecto para agarrarte dos o tres noches de buen hotel, disfrutar de sus playas, de sus cuevas y de sus ofrendas fálicas. Ahora acompáñame que todavía tengo mucho para enseñarte sobre Tailandia.
Más artículos sobre Tailandia en mi guía de viaje del país.
Isabel
Me ha encantado!!!. Es un recorrido fantastico. Tus explicaciones son completas y detalladas. Mil gracias!!.
Saludos.
Sergio Otegui Palacios
Gracias por leerlo y por pasarte a comentar, Isabel. ¡Un saludo!
Rosana Texas
La verdad que comer con esas excelentes vistas, suena a un excelente plan de viaje, ¿dirías que la comida de allí es picante?
Sergio Otegui Palacios
Ellos comen mucha comida picante, pero, como turista, puedes evitarlo bastante.