5. Riga, La cucaracha de Europa
Dos noches seguidas durmiendo en hostal dan para mucho, y más si te toca compartir habitación con otros doce. Entre ellos: un grupo de adolescentes de escasa higiene o un extraño latinoamericano que gusta de levantarse gritando a las cinco de la mañana. La historia de este latino debe de dar para escribir un libro: nos lo encontramos con un ojo morado, casi nunca salía de la habitación y dormía siempre con la ropa del día. Aunque sin duda lo peor del hostal era lo mal que olía el primer día.
El segundo día mejoró cuando descubrimos que el olor venía de nosotros. Bueno, de nosotros no, de nuestras toallas. Consejo para el futuro: ducharse por la mañana y meter la toalla húmeda a la mochila no es una buena idea. Hostales al margen, vamos a la guerra.
(19-07-2013) Como os introdujimos en nuestra última publicación, pasar de Lituania a Letonia fue casi tan complicado como pasar de Polonia a Lituania. Esta vez, todo parecía fácil ya que desde Klaipeda (Lituania) teníamos localizado un autobús que nos dejaría en Riga (Letonia). Pero cuando quisimos darnos cuenta estábamos en la estación de autobuses y no quedaban plazas para ese trayecto. Tras el bajón inicial, de la nada apareció un guaperas lituano ofreciéndonos llevarnos a Riga en su coche. Apenas hablaba inglés pero nuestra amiga Ieva (una de nuestras anfitrionas en Klaipeda) nos sirvió de intérprete. Aunque era una situación un poco rara no dejaba de ser otra persona tratando de ganarse la vida. Por este trayecto nos cobraría un poquito más que el precio del bus, pero a cambio nos dejaría en tres horas en nuestro destino. No fuimos solos, un par de viajeros más cedieron a sus encantos. El viaje fue movidito porque las normas de tráfico lituanas están para saltárselas: las líneas continuas son decorativas, los semáforos luces de Navidad, los límites de velocidad un número más y hablar por el móvil mientras conduces descalzo algo obligatorio. Aun así, nuestro particular taxista “intereuropeo” controlaba y llegamos a Riga sanos y salvos.
El golpe de pobreza que salió a recibirnos a la estación fue interesante. En Vilna vimos poca miseria aunque seguro que la había. En Riga debe de haber tanta que es imposible ocultarla. Da igual la edad, el género o que te vayas a casar… cualquier persona puede pedirte dinero por la calle. Demasiadas emociones en poco tiempo, mejor dormir y prepararse para lo que nos venía.
(20-07-13) Una vez descansados y solucionado el tema del olor en la habitación, hicimos las veces de turista por Riga. Cuenta la historia que esta ciudad es el escarabajo de Europa, porque al igual que estos insectos sobrevivirían a una potencial guerra nuclear, Riga ha permanecido impasible a los números conflictos bélicos acontecidos ahí.
Para cuando quieres darte cuenta, has dejado atrás toda la miseria de los suburbios y estás metido de lleno en uno de los cascos históricos más espectaculares que hemos visto. Arte y arquitectura en estado puro: la plaza de la Casa de las Cabezas Negras (la de la primera foto de la publicación), la Iglesia de San Pedro…
… la Casa de los Gatos, la Plaza Meistaru…
… cualquier rinconcito es merecedor de dos o tres fotos.
Y no es algo que sólo deba de pensar yo, ya que los numerosos turistas que plagaban la ciudad hacían lo mismo. Cada vez tengo más claro que el turismo es de lo mejor y de lo peor que le puede pasar a un lugar; lo mejor: el ambiente, lo cuidado que está todo, la seguridad… lo peor: los precios, las aglomeraciones, los timos… Riga es lo más turístico que hemos visto por ahora, y se nota. A pesar de que Letonia debe de tener uno de los niveles económicos más bajos de Europa los precios que hemos estado pagando por algunas cosas han sido verdaderamente abusivos. Entre turismo, fotos, comida tradicional (muy recomendable la cadena de restaurantes Lido), siesta, más turismo, más fotos y más comida tradicional se nos pasó el día.
(21-07-13) Ayer nos levantamos muy temprano para continuar nuestro viaje por Letonia. Tras quemarnos tres o cuatro veces en la ducha del hostal, fuimos directos a la estación y cogimos un autobús hacia Cesis, una ciudad pequeña enclavada en torno a un paraje natural. Antes de comer, Cesis no parecía tener nada que enseñarnos…
… pero con la tripa llena se convirtió en un lugar donde era obligatorio perderse…
Este pueblo grande (menos de 30000 habitantes) con mucha historia bélica a sus espaldas esconde edificios, iglesias, monumentos y rincones para aburrir.
Especialmente destacable su castillo, levantado en el centro de la villa, muy bien conservado y perfectamente rodeado por un precioso parque.
El broche a este día llegó cuando a última hora de la tarde fuimos a un parque infantil a jugar a ser niños. Es curioso como a veces con algo tan tonto como un columpio o una ruleta puedes divertirte como cuando tenías seis años.
(22-07-13) Hoy ya trataremos de abandonar Letonia y meternos en Estonia. Digo trataremos porque con lo mal que se nos está dando lo de cambiar de país no puedo garantizar el éxito. De momento, sabemos de seguro que a las tres de la tarde un tren nos dejará en una curiosa ciudad dividida en dos por la frontera (Valka/Valga). Creemos que desde allí será fácil llegar a Tartu, el primer lugar de Estonia que queremos visitar. Pero el mapa lo aguanta todo y no me extrañaría nada que la próxima actualización del blog se llamara “Atrapados en Letonia”. Por si acaso, no nos perdáis la pista 🙂
(Esta publicación no es la original sino una recuperación de la misma. Para leer los comentarios y ver la original entra en A Laponia con chancletas)

Nuestro viaje a Tallin (Estonia) | Nada Incluido - Viajes con poco para vivir mucho
[…] se nota en el desarrollo de las ciudades. En Estonia apenas quedan resquicios de la pobreza que vimos en Letonia. Al menos en Tallin, su capital, porque el resto del país lo recorrimos en un viaje de tren. […]
Nuestro viaje a Dubrovnik | Viajes Nada Incluido
[…] nuestros viajes por Europa hemos visto muchas ciudades impresionantes: Tallin, Riga, Praga… pero Dubrovnik ha entrado directamente en el Top 3. En pocos sitios hemos encontrado […]